En un aula parecida a esta pasé mis mejores años en la escuela. Yo no utilicé los tinteros y las plumas, ya teníamos lápices y bolígrafos, ni teníamos estufa, había un brasero para la maestra, que a veces teníamos que ir nosotras a por él a su casa. La limpieza la hacíamos nosotras, barriamos, fregábamos y limpiábamos el polvo. Después fue cambiando el mobiliario, conocí las mesas individuales para cada alumno muy parecidas a las que tienen hoy, las pizarras, los mapas, las esferas. Las niñas usábamos babis de color azul oscuro. Me encantaban jugar en el recreo, a la goma, al corro, al escondite, al truqui. Después de la escuela, por la tarde, tomábamos la merendilla y a jugar hasta las luces encedidas, que en invierno era prontísimo.