Por una perra gorda, me compraba yo un cartuchino de confites. Un saludo.
Los confites me recuerda el comercio de tío Vicentillo, era familia de Rita Perez, los confites eran de colores y sabían a anisetes, ese comercio lo quitaron cuando murió el dueño, estaba al lado de donde vive tía Rosa y Juan Manuel, los padres de Dori. El comercio de tía Petronila, para mi es el inolvidable, ella vendía muchas chucherías, unos vasitos de plástico llenos de miel, a cinco pesetas, cuando empezó la mortadela con aceitunas, las sardinas en aceite se vendían a granel, y el tomate de pera. Tía Petronila era una gran mujer.