ASI es, Domi. En casa de mi abuela había de esas sartenes que además, eran muy bonitas con su tapadera dorada y el mango largo. Lo de las ventosas no recuerdo pero sí recuerdo a Don Julio cuando me ponía las inyecciones de penicilina. Era un verdadero trauma. Antes de ponerme la inyección probaba todas las sillas de la salita: " aquí no, en esta silla, aquí no en la otra. No te puedes imaginar, entre mi madre, mi tio Juan y mi tia Monica aquello era de película.