Durante la siega las manos y los brazos eran las partes más castigadas al trabajar. Había que protegerse para no cortarse con el hozino en la mano que sujetaba el manojo al cortar con la hoz y ahí se colocaban un dedil, en este caso de madera. y en el brazo derecho, el que lleva el hocino, otro protector porque sobre este brazo se hacia caer el manojo cortado, que al estar aspero por ser ya pasto, rozaba la piel. Esta tarea repetida más de dos mil veces al día, durante 50 ó más días segando, terminaba...