Alcazaba de
Trujillo
En la parte más elevada de la villa extremeña de Trujillo se levanta el majestuoso alcázar de origen musulmán. Tras la conquista de la
plaza por parte de Alfonso VIII en 1186, se iniciaron algunas obras de reforma, especialmente en la construcción de la albacara. La fortaleza sería donada temporalmente a la Orden de
San Juan de Pereiro para ser restaurada al poder real posteriormente. La alcazaba presenta planta cuadrada con
torres en las
esquinas, enmarcándose la
puerta de acceso por torres, todas ellas rematadas por almenas cuadradas. Como elemento defensivo, en la zona de poniente se construyeron dos torres albarranas que se unían la alcázar por sendos
puentes levadizos construidos en hierro y madera. En el interior de la alcazaba se encuentra el
palacio, también con planta cuadrada y numerosas torres en su estructura. En su edificación se aprecian muestras del decorativismo musulmán -
arcos de herradura, empleo del ladrillo- y elementos cristianos. En la actualidad, el
edificio se conserva en bastante buen estado.