La Alberca de
Trujillo es el
monumento más original y desconocido del conjunto histórico trujillano. De origen
romano para algunos (conserva sillares trabajados con anatirosis), una poza islámica de época omeya que serviría, entre otras funciones, para abrevar la cabaña ganadera para otros, lo cierto es que sus más de 14 metros de profundidad excavados en la
roca viva le confieren un aspecto imponente y una originalidad notable. Una
escalera de finales del siglo XV facilita el acceso, la recogida de
agua en época estival y su limpieza. En los alrededores se conservan todavía restos de una canalización que conducía sus
aguas hasta los
campos de
San Lázaro y San Juan.