La historia se concede a si misma como la realidad.El palacio era de un aristocrata que decidió huir de la miseria de un pueblo inculto, por que no había recibido nada a cambio, jamás volvió y, ahora , este pueblo se debate cojiendo migajas de su pasado, por que el orgullo que olvidó entre las cenizas de los que ya no están su grandeza histórica, está perdido, se confunde por la maleza de su intenso bosque, su cabaña ganadera se muere de hambre, su agricultura se desmigaja, su BUENA GENTE SE MARCHA, sus sonrisas quedan pendientes de quienes imitan a los que reivindicaron.Nada de los que nos suceden tendra sentido y, lloraremos, por que sabemos que allí quedarán.