Era de noche, muy de noche, Valdeobispo dormia, nadie por las calles, sólo el eco de mis pisadas y el ladrido lejano de algún perro. Millones y millones de estrellas parpadean allá en lo alto. Un gato cruza elegantemente la plaza y a la altura de la fuente se para y me mira desconfiado, renauda el paso y desaparece por la esquina del Ayuntamiento. Me sentó bien ese silencio, esa noche, ese aire fresco entrando en mis pulmones... Tanto qué aún lo recuerdo a pesar de los muchos años que han pasado.
Un cordial saludo.
J.M.P.G.
Un cordial saludo.
J.M.P.G.