La comarca de
Sierra de
San Pedro, al suroeste de la provincia de
Cáceres, alberga en el término municipal de
Valencia de Alcántara una de las mayores colecciones de dólmenes de la península. Este conjunto megalítico con fines funerarios consta de 41 dólmenes, 33 de ellos de granito y 8 de pizarra.
El actual municipio de Valencia de Alcántara, a 12 kilómetros de la frontera con
Portugal, registra restos de poblados humanos desde épocas prehistóricas. La orografía de esta zona tiene buena culpa y gracias a ello estas tierras de grandes masas graníticas facilitaron a sus habitantes la materia prima para la construcción de dichos
monumentos funerarios.
Un dolmen es una construcción megalítica y se consideraba
monumento destinado a los enterramientos. Se estima que la fecha de su construcción varía entre el Neolítico y el Calcolítico. Y miles de años después siguen entre nosotros. Los dólmenes podían ser utilizados para sepelios individuales o colectivos, pero en todos ellos los difuntos eran enterrados junto a su ajuar. Un detalle que ha permitido conocer algo más sobre las
costumbres de estas sociedades a través de la forma en la que se despedían de sus seres queridos.
Los dólmenes, según su tipología, se pueden dividir en tres tipos básicos y en este conjunto de dólmenes se pueden encontrar ejemplares de estos tres tipos:
dolmen de cámara simple, no muy grandes y tendentes a ser rectangulares; dolmen de cámara con corredor corto, pueden llegar hasta los 2,5 metros y tienden a ser circulares; y dolmen de cámara con corredor largo, superan los 2,5 metros de longitud y también tienden a ser circulares.
Actualmente estos monumentos se pueden visitar a través de la Ruta de los Dólmenes, que discurre por tres trazados diferentes.
En el año 1992 los dólmenes fueron declarados Bien de Interés Cultural, con categoría de Zona Arqueológica.