“ El aparcamiento “
Este verano como ya es habitual, lo he pasado en un pueblo de Castilla donde poseemos una humilde casa como ya es sabido por todo mi entorno, ya que no es la primera vez que hago referencia a la misma. Y como he permanecido dos largos meses en el lugar, y al tiempo soy bastante observador de cuanto se mueve a mi alrededor, he tenido tiempo más que suficiente para almacenar el máximo de información sobre la vida y costumbres de sus ciudadanos, como así de sus comportamientos para con sus mayores “La 3ª edad.” Que es como debemos de llamarlos, y no los viejos como acostumbramos hacerlo.
Recuerdo años atrás, por las tardes solíamos reunirnos un grupo de mayores bastante numeroso a las afueras del pueblo, en los lugares que ya tienen elegidos de antemano, donde hablábamos y comentaban sus vivencias de su ya larga y agitada vida llena de experiencia y sabiduría. Como gozaba yo con sus historias al tiempo que contemplaba sus vivarachos ojos hundidos, como así su cara y manos arrugadas marcando la huella del pasado y duro trabajo en tiempos de su vida laboral, y como es natural, por el paso de los tiempos. Pero a pesar de sus años, achaques y dolencias, se les veía que eran felices y sobre todo, muy considerados en el seno familiar, al menos eso se intuía en ellos, o yo lo veía así, pero no, la realidad es otra. La sociedad está cambiando al tiempo que nos estamos endureciendo y volviéndonos todos un poco despreocupados, duros de corazón y bastante egoístas (por no decir otra cosa,) aunque no queramos reconocerlo. Esperemos que algún día ya no muy lejano en nuestro caminar hacia el futuro final de nuestros días, no tengamos que arrepentirnos de algunas de nuestras acciones, pero creo sin error a equivocarme, que para luego ya será demasiado tarde.
¡Como cambian las cosas con el paso de los años! Ya este año faltan muchos de aquellas buenas gentes amigos de las tertulias veraniegas con los que compartíamos charlas en las que nos empapábamos con su sabiduría, discursos, y recuerdos de las anécdotas penurias y dificultades con las que tuvieron que luchar. En estos dos últimos años nos han abandonado Eloy, Esteban, Mariano y José, el grupo se va reduciendo (son varios más pero omito sus nombres por si alguien fuera de mi entorno y natural del lugar, pudiese tener acceso al presente escrito y pudiesen molestarse) estos eran con los que más amistad compartía, para los que guardo un sincero y profunde recuerdo.
Aún quedan algunos de la época, pero como digo la vida ha evolucionado demasiado en todos los aspectos, ya no están allí con nosotros, los han retirado de la circulación, ya no se usa la buena costumbre de mantener a nuestros mayores en casa hasta el final de sus días, no, ahora los enviamos a un lugar llamado “Residencia” Que no es otra cosa que un ¡Asilo! sucio y maloliente en la mayoría de los casos, o sea ¡Un aparcamiento! donde les dejamos aislados de todos sus seres queridos por los que tanto lucharon, apartados de su pueblo, sus vecinos, sus amistades y de sus gentes, ¿Qué les queda a estos abuelos? ¡Pues si les queda! Solo pensar y esperas en que llegue cuanto antes el momento de la despedida, el último adiós para siempre, el viaje a la eternidad. Pero eso sí, siempre lo hacemos por su bien, al menos es lo que solemos decirles, pero sin pararnos un momento para pedirles parecer u opinión, ni darles la opción de poder elegir. La prueba de ello es, que uno de estos a los que me estoy refiriendo que le traen a casa algún fin de semana de higos a brevas…. el pobre hombre ya no quiere venir, por que dice que luego le cuesta más tener que regresar de nuevo. Otros dos fueron a buscarlos para asistir a la boba de unos nietos, pero uno de ellos se negó, no quiso salir de su “Aparcamiento” tan solo para unos minutos y luego regresar de nuevo al alojamiento con más añoranzas que a la salida. Y como la cosa se ha convertido en moda…. ya hay algunos más (Bastantes) que están esperando que llegue el crítico momento para emprender el mismo camino, cuando les sea concedida la plaza que otro halla dejado libre, en la mal llamada residencia, para allí terminar sus días, al tiempo que sus descendientes puedan libremente de ellos y repartirse la vianda.
¡Señores ciudadanos, cristianos de los de golpes en el pecho, de misa diaria y comunión todos los domingos! ¿A caso alguien de Vds. puede decirme a que les suena la palabra de nuestros mayores? Pues yo sí, y se lo puedo explicar. Significa amor, cariño, inquietud, desvelos trabajo y sacrificio, que es todo lo que hemos recibido de ellos, o sea, la vida, para poder ser algo en la misma y llegar hasta el punto en que nos encontramos gracias a su ilusión y compromiso de paternidad ¿O acaso no es suficiente para recibir de nosotros otra clase de comportamiento, piedad, algo de cariño y ser un poco más justo con los mismos? Pues no, al parecer no ha sido suficiente, pero la memoria de la vida es larga, Dios es justo, esperemos que en el futuro no tengamos que lamentarnos y recibir la misma moneda de pago, ¡todo es posible en la viña del Seño!
Sin más por el momento y después de todo lo expuesto, de corazón sobre el tema en el presente escrito, al tiempo que pido perdón si alguno de mis lectores pudiese sentirse molesto o identificado en el mismo, (nada más lejos de mi intención) puesto que yo solo hago escribir lo que veo y siento sobre el particular: viniéndome al recuerdo el antiguo refrán Castellano que aconseja y dice que no es bueno ni se debe de escupir para arriba, puesto que lo más lógico es que le caiga a uno encima. Yo creo y espero, que ese no sea mi caso, por que si así fuese, creo que no sabría ni podría soportarlo, yo quisiera estar siempre cerca de los míos, y así poderme despedir de ellos en el último momento. Espero que Dios el todo poderoso, me conceda ese privilegio como es terminar mis últimos días de existencia, bajo la atenta mirada de aquellos por los que tanto he luchado, mis gentes.
Este verano como ya es habitual, lo he pasado en un pueblo de Castilla donde poseemos una humilde casa como ya es sabido por todo mi entorno, ya que no es la primera vez que hago referencia a la misma. Y como he permanecido dos largos meses en el lugar, y al tiempo soy bastante observador de cuanto se mueve a mi alrededor, he tenido tiempo más que suficiente para almacenar el máximo de información sobre la vida y costumbres de sus ciudadanos, como así de sus comportamientos para con sus mayores “La 3ª edad.” Que es como debemos de llamarlos, y no los viejos como acostumbramos hacerlo.
Recuerdo años atrás, por las tardes solíamos reunirnos un grupo de mayores bastante numeroso a las afueras del pueblo, en los lugares que ya tienen elegidos de antemano, donde hablábamos y comentaban sus vivencias de su ya larga y agitada vida llena de experiencia y sabiduría. Como gozaba yo con sus historias al tiempo que contemplaba sus vivarachos ojos hundidos, como así su cara y manos arrugadas marcando la huella del pasado y duro trabajo en tiempos de su vida laboral, y como es natural, por el paso de los tiempos. Pero a pesar de sus años, achaques y dolencias, se les veía que eran felices y sobre todo, muy considerados en el seno familiar, al menos eso se intuía en ellos, o yo lo veía así, pero no, la realidad es otra. La sociedad está cambiando al tiempo que nos estamos endureciendo y volviéndonos todos un poco despreocupados, duros de corazón y bastante egoístas (por no decir otra cosa,) aunque no queramos reconocerlo. Esperemos que algún día ya no muy lejano en nuestro caminar hacia el futuro final de nuestros días, no tengamos que arrepentirnos de algunas de nuestras acciones, pero creo sin error a equivocarme, que para luego ya será demasiado tarde.
¡Como cambian las cosas con el paso de los años! Ya este año faltan muchos de aquellas buenas gentes amigos de las tertulias veraniegas con los que compartíamos charlas en las que nos empapábamos con su sabiduría, discursos, y recuerdos de las anécdotas penurias y dificultades con las que tuvieron que luchar. En estos dos últimos años nos han abandonado Eloy, Esteban, Mariano y José, el grupo se va reduciendo (son varios más pero omito sus nombres por si alguien fuera de mi entorno y natural del lugar, pudiese tener acceso al presente escrito y pudiesen molestarse) estos eran con los que más amistad compartía, para los que guardo un sincero y profunde recuerdo.
Aún quedan algunos de la época, pero como digo la vida ha evolucionado demasiado en todos los aspectos, ya no están allí con nosotros, los han retirado de la circulación, ya no se usa la buena costumbre de mantener a nuestros mayores en casa hasta el final de sus días, no, ahora los enviamos a un lugar llamado “Residencia” Que no es otra cosa que un ¡Asilo! sucio y maloliente en la mayoría de los casos, o sea ¡Un aparcamiento! donde les dejamos aislados de todos sus seres queridos por los que tanto lucharon, apartados de su pueblo, sus vecinos, sus amistades y de sus gentes, ¿Qué les queda a estos abuelos? ¡Pues si les queda! Solo pensar y esperas en que llegue cuanto antes el momento de la despedida, el último adiós para siempre, el viaje a la eternidad. Pero eso sí, siempre lo hacemos por su bien, al menos es lo que solemos decirles, pero sin pararnos un momento para pedirles parecer u opinión, ni darles la opción de poder elegir. La prueba de ello es, que uno de estos a los que me estoy refiriendo que le traen a casa algún fin de semana de higos a brevas…. el pobre hombre ya no quiere venir, por que dice que luego le cuesta más tener que regresar de nuevo. Otros dos fueron a buscarlos para asistir a la boba de unos nietos, pero uno de ellos se negó, no quiso salir de su “Aparcamiento” tan solo para unos minutos y luego regresar de nuevo al alojamiento con más añoranzas que a la salida. Y como la cosa se ha convertido en moda…. ya hay algunos más (Bastantes) que están esperando que llegue el crítico momento para emprender el mismo camino, cuando les sea concedida la plaza que otro halla dejado libre, en la mal llamada residencia, para allí terminar sus días, al tiempo que sus descendientes puedan libremente de ellos y repartirse la vianda.
¡Señores ciudadanos, cristianos de los de golpes en el pecho, de misa diaria y comunión todos los domingos! ¿A caso alguien de Vds. puede decirme a que les suena la palabra de nuestros mayores? Pues yo sí, y se lo puedo explicar. Significa amor, cariño, inquietud, desvelos trabajo y sacrificio, que es todo lo que hemos recibido de ellos, o sea, la vida, para poder ser algo en la misma y llegar hasta el punto en que nos encontramos gracias a su ilusión y compromiso de paternidad ¿O acaso no es suficiente para recibir de nosotros otra clase de comportamiento, piedad, algo de cariño y ser un poco más justo con los mismos? Pues no, al parecer no ha sido suficiente, pero la memoria de la vida es larga, Dios es justo, esperemos que en el futuro no tengamos que lamentarnos y recibir la misma moneda de pago, ¡todo es posible en la viña del Seño!
Sin más por el momento y después de todo lo expuesto, de corazón sobre el tema en el presente escrito, al tiempo que pido perdón si alguno de mis lectores pudiese sentirse molesto o identificado en el mismo, (nada más lejos de mi intención) puesto que yo solo hago escribir lo que veo y siento sobre el particular: viniéndome al recuerdo el antiguo refrán Castellano que aconseja y dice que no es bueno ni se debe de escupir para arriba, puesto que lo más lógico es que le caiga a uno encima. Yo creo y espero, que ese no sea mi caso, por que si así fuese, creo que no sabría ni podría soportarlo, yo quisiera estar siempre cerca de los míos, y así poderme despedir de ellos en el último momento. Espero que Dios el todo poderoso, me conceda ese privilegio como es terminar mis últimos días de existencia, bajo la atenta mirada de aquellos por los que tanto he luchado, mis gentes.