Soy de Montevideo, Uruguay, mi abuelo era oriundo de Villamiel. Vino a principios del siglo pasado. Era un ser adorable que nos contaba a mis hermanos y a mi su infancia en su pueblo. El era pastor de niño. Llegó a Uruguay (país en forma de corazón entre Argentina y Brasil, con frente marítimo hacia el Río de la Plata y el Océano Atlántico, tierra de Onetti, Benedetti, Galeano, Taco Larreta, entre otros), a principios de la década del ’20 cuando empezó a venir a estas tierras toda una legión de inmigrantes europeos. Aquí se casó, tuvo hijos y nietos, desarrolló una profesión y fue feliz, no olvidando nunca sus raíces. La pena más grande fue al final de su vida, cuando mi padre, durante la dictadura militar (una excepción en una larga tradición democrática del Uruguay), que duró desde 1973 a 1985 debió dejar este país y se fue a vivir a España, él murió antes de volver a ver a su hijo. Para mi, el abuelo es un ángel que aún está en mi vida, era un ser inocente y bueno, que siempre me protege. Por eso quiero a Villamiel y estoy segura que algún día podré ir, para conocer el lugar en el que mi abuelo jugó de chico y de donde son mis ancestros.
Un beso para todos, Cecilia.
Un beso para todos, Cecilia.