Los pósitos fueron creados en la Edad Media. Se conocían también como alhóndigas.
En principio dependían de los municipios (depósitos municipales) pero los Reyes Católicos crearon otro tipo, los depósitos píos, destinados a ayudar a los labradores pobres.
Felipe II, en 1584, dictó una regulación detallada de los pósitos. El municipio nombraba y pagaba el depositario, que custodiaba los fondos contenidos en una arca de tres llaves; éstas obraban en poder del corregidor, del alcalde mayor y del depositario. El pósito no se podía abrir antes de la salida del sol ni después del ocaso y siempre en presencia de los tres responsables.
Fernando VI les dio un fuerte impulso a los pósitos. Napoleón los suprimió en 1808, pero Fernando VII los restableció.
En el siglo XIX los pósitos cayeron en desuso, sustuidos por los
montes de piedad.
El pósito de
Villanueva de la Sierra se sitúa en la Plazuela de la
Fiesta del
Árbol. El
edificio, exento, es de forma rectangular, con
ventanas adinteladas; el
tejado a cuatro
aguas es de armazón maderable. Se corona con
veleta gallonada. Hoy está restaurado.