El pilar de la
plaza, cuadrado, está formado por sillares graníticos verticales grapados con escuadras de hierro que se sujetan con aleación de azufre y plomo. El suelo es también de granito.
En medio del
pilón se levanta una
columna troncocónica que soporta una semiesfera de la que salen cuatro
caños.
Pegados al pilón por dentro, cuatro bloques graníticos sirven de asiento a los cántaros mientras se llenan de
agua.
El pilar ha tenido diferentes ubicaciones a lo largo de tiempo.
Primeramente, desde comienzos del siglo XIX, estuvo en la
esquina del
ayuntamiento. A su lado había un
abrevadero de
ganado realizado con lajas de pizarra y solar de granito que hoy se halla bajo la capa de cemento; sus tuberías eran de barro
cocido.
Después el pilar se trasladó unos seis metros a la izquierda y dos metros hacia el centro de la plaza.
Finalmente, en la década de los sesenta fue trasladado al centro de la plaza, donde hoy se conserva.
Está adornado con
palmeras y setos verdes, con buena intención pero tan próximos que dificultan su visión. El alejamiento, o la supresión, de este exorno vegetal favorecería la contemplación, y el uso, del pilar, el cual por sí mismo se basta para ser un elemento de gran ornato, y motivo de recuerdo de
tradiciones y sensaciones que forman la intrahistoria del
pueblo.