Recuerdo la primera vez que fuimos a
Plasencia con el que iba a ser mi futuro suegro Cándido de tapeo, era principio de los años 70, el era de buen
comer y yo ya prometía. Fue todo un ritual, aquí frente al
mercado hay que pedir sardinas “ escabechas”, un poco más allá en el
bar La caña cortezas, en este otro morcillas y en el otro morros “ adobaos”. Jo, que pasada. En mi tierra esto no existía, si quieres tapas hay que pedirlas y pagarlas.
Mi suegro me enseñó el
camino y yo como buen alumno he
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