Un saludo desde lo más profundo a Villar del Pedroso, mi "primera novia" que me enseñó a ser cura: Villar querida, siempre te llevaré en el corazón. Gracias, Villar, después de 13 años (bueno, yo estuve allí desde el 6 de septiembre de 1992 al 8 de agosto de 1994. Allí fuí feliz!