Sí... Tía Justa con sus pipas y sus globos (Loa que vendía). Y tía Fidela con la rueda a la puerta de la iglesia por la mañana y a la puerta del baile por la tarde... Y tío Desi en el cine y echando el pregón... Todavía le recuerdo con su inseparable gorra de plato; buen hombre, de verdad, siempre nos contaba historias de miedo que ocurrían en el cementerio. Cuántas veces colgaría las cadenas de la cruz "de los caídos" que los muchachos (y muchachas) tiraban al suelo. Es agradable recordar ¿Verdad?