Echo de menos el paisaje de encinas y la sencillez de la gente de mi pueblo. También la sencillez de vida, austeros y longevos. Me refiero, sobre todo a la gente mayor. Hago especialmente un homenaje particular a las mujeres mayores, casi siempre autosuficientes. Muestran una pobreza digna, mucho más honesta que la que observo en una ciudad más "desarrollada".