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Llegaste a casa como intruso en forma de regalo, sin tiempo apenas de permitir el destete, parecías un extraterrestre con cara de pícaro, como si en tu pensamiento ocultaras las mil y una travesuras que nos tenías guardadas en forma de destrozos en el hogar por apartarte de ese otro hogar y de tu madre.
No te lo tenemos en cuenta porque puesto en la balanza fue mayor el beneficio de tu presencia, que todas las desavenencias producidas por los desbarajustes fruto de tu felina incontinencia.
Y digo que fue mayor, porque siempre nos permitiste sin reproche y sin demandarlo, acariciar tu cuerpo peludo unas veces como desahogo a la angustia vital del vivir cotidiano y otras veces para manifestar la afectividad que un ser humano es incapaz de hacerlo hacia otro ser humano y de tal manera, vete a saber el porqué.
Gracias Rigo y perdona si no actué con determinación cuando la veterinaria me insinuó que necesitabas dormir y fui alargando el tiempo quizás por considerar no poder asumir tu ausencia, al ponerte en disposición de hacer el viaje hacia ese otro lugar en donde el Ser Supremo tiene un sitio guardado para ti y los de tu especie, en donde luego puedes contar que a los que has dejado aquí en nuestro actual espacio, que ya no lo tienen tan claro que pertenezcan a esa especie que siempre consideraron superior.
Si por superioridad se entiende la mayor capacidad que se dispone para activar en otro la afectividad que lleva dentro.
Gracias otra vez Rigo, aunque ahora la limpieza sea más llevadera, merecía la pena, a pesar de las horas que se dedicaban en ir recogiendo el pelo que a ti te sobraba y a medida que discurre el tiempo, a nosotros, cada día más nos falta.
No te lo tenemos en cuenta porque puesto en la balanza fue mayor el beneficio de tu presencia, que todas las desavenencias producidas por los desbarajustes fruto de tu felina incontinencia.
Y digo que fue mayor, porque siempre nos permitiste sin reproche y sin demandarlo, acariciar tu cuerpo peludo unas veces como desahogo a la angustia vital del vivir cotidiano y otras veces para manifestar la afectividad que un ser humano es incapaz de hacerlo hacia otro ser humano y de tal manera, vete a saber el porqué.
Gracias Rigo y perdona si no actué con determinación cuando la veterinaria me insinuó que necesitabas dormir y fui alargando el tiempo quizás por considerar no poder asumir tu ausencia, al ponerte en disposición de hacer el viaje hacia ese otro lugar en donde el Ser Supremo tiene un sitio guardado para ti y los de tu especie, en donde luego puedes contar que a los que has dejado aquí en nuestro actual espacio, que ya no lo tienen tan claro que pertenezcan a esa especie que siempre consideraron superior.
Si por superioridad se entiende la mayor capacidad que se dispone para activar en otro la afectividad que lleva dentro.
Gracias otra vez Rigo, aunque ahora la limpieza sea más llevadera, merecía la pena, a pesar de las horas que se dedicaban en ir recogiendo el pelo que a ti te sobraba y a medida que discurre el tiempo, a nosotros, cada día más nos falta.