Era la década de los sesenta, la población infantil y juvenil era numerosa, un matrimonio de dos hijos era sinónimo de " precariedad " eso hacía que la calle a determinadas horas concentrara niños de distinta franja de edad, organizando diversidad de juegos, algunos en función del ciclo anual al que correspondían, el peón y las canicas cómo ejemplo tenían enmarcado su ciclo anual y así se manifestaba en los escaparates de las tiendas anunciando su venta.
El lugar que se conocía como el palco, que es la plaza del ayuntamiento viejo era el lugar de concentración en donde los niños disputaban, no recuerdo el nombre del juego en donde había que sostenerse con un solo pié mientras que el que quedaba aguardaba la pérdida de equilibrio de la posible víctima y así quedar atrapado, el juego continuaba en donde víctimas atrapadas iban formando cadena la verdad no sabría puntualizar el desarrollo del juego después del tiempo transcurrido
El bullir de esa plaza sobre todo en las tardes de verano hacía recordar una granja en donde las gallinas producen un ruido ensordecedor en donde no existen los acordes
Era frecuente y por distinta razón surgiera algún que otro combate para señalar las jerarquías, eso sí con las normas preestablecidas, para ello bien es verdad, existían códigos no escritos y asumidos por los demás, aun recuerdo aquellos líderes que los demás respetaban, después con el paso de los años la vida ha ido poniendo a cada cual en su sitio.
Bien es verdad que de todos ellos guardo gratos recuerdos y a su manera han ido ocupando un lugar en aquella fase de nuestra vida
La calle de verdad, en aquel entonces era sinónimo de ruidosa vitalidad
El lugar que se conocía como el palco, que es la plaza del ayuntamiento viejo era el lugar de concentración en donde los niños disputaban, no recuerdo el nombre del juego en donde había que sostenerse con un solo pié mientras que el que quedaba aguardaba la pérdida de equilibrio de la posible víctima y así quedar atrapado, el juego continuaba en donde víctimas atrapadas iban formando cadena la verdad no sabría puntualizar el desarrollo del juego después del tiempo transcurrido
El bullir de esa plaza sobre todo en las tardes de verano hacía recordar una granja en donde las gallinas producen un ruido ensordecedor en donde no existen los acordes
Era frecuente y por distinta razón surgiera algún que otro combate para señalar las jerarquías, eso sí con las normas preestablecidas, para ello bien es verdad, existían códigos no escritos y asumidos por los demás, aun recuerdo aquellos líderes que los demás respetaban, después con el paso de los años la vida ha ido poniendo a cada cual en su sitio.
Bien es verdad que de todos ellos guardo gratos recuerdos y a su manera han ido ocupando un lugar en aquella fase de nuestra vida
La calle de verdad, en aquel entonces era sinónimo de ruidosa vitalidad