Recuerdo como si fuera hoy, el primer día que asistimos a la escuela primaria, tenía seis años, nos partieron un lápiz y la mitad para cada uno, en una mano una pizarra y en la otra una rebanada de pan con nata y azúcar , lo que se supone era por la tarde, el profesor Don José Vera, un andaluz gallego de adopción que según he oído comentar en tiempos jóvenes destacaba como futbolista, era serio frugal y respetable, carácter socarrón e irónico, que según me contaron fue uno de aquellos represalia dos para los cuales hubo indulgencia por no encontrar argumentos definitivos para ninguna grave acusación aunque si tuviera enemigos la buscarían
Desde mi ignorancia jamás llegué a plantearme ninguna hipótesis sobre al que en mi niñez solo considere el profesor, aunque recuerdo oírle en tono de reivindicación en forma de lamento, que le parecía injusto que hombres de pico y pala cuando todavía la tecnología aparcaba cómo incipiente, no ganaban apenas para bien alimentarse realizando el trabajo que demandaba calorías y vitaminas mientra a los ociosos no les faltaba de nada, en aquel momento su argumento no me llevo más allá
Luego según me contaron, una pequeña historia de hombre comprometido que ignoro si ha sido cierta y que si lo era, iba en consonancia con lo que en pequeños gestos dejaba ver, la de un hombre con sensibilidad social y de silencios comprensibles de tiempos en donde se podían hablar, según que y cuales cosas
Un homenaje a mi entrañable y nada presuntuoso profesor y a su señora mujer que el día del santo del MAESTRO nos invitaba a comer el roscón y a tonar una copita de Sansón
Homenaje aunque ahora ya sea tarde.
Desde mi ignorancia jamás llegué a plantearme ninguna hipótesis sobre al que en mi niñez solo considere el profesor, aunque recuerdo oírle en tono de reivindicación en forma de lamento, que le parecía injusto que hombres de pico y pala cuando todavía la tecnología aparcaba cómo incipiente, no ganaban apenas para bien alimentarse realizando el trabajo que demandaba calorías y vitaminas mientra a los ociosos no les faltaba de nada, en aquel momento su argumento no me llevo más allá
Luego según me contaron, una pequeña historia de hombre comprometido que ignoro si ha sido cierta y que si lo era, iba en consonancia con lo que en pequeños gestos dejaba ver, la de un hombre con sensibilidad social y de silencios comprensibles de tiempos en donde se podían hablar, según que y cuales cosas
Un homenaje a mi entrañable y nada presuntuoso profesor y a su señora mujer que el día del santo del MAESTRO nos invitaba a comer el roscón y a tonar una copita de Sansón
Homenaje aunque ahora ya sea tarde.