ARES: Se acercan los carnavales, y me retrotraigo a la infancia...

Se acercan los carnavales, y me retrotraigo a la infancia cuando los escaparates de la Obispa y de la ferretería La Llave exponían las caretas de cartón  que anunciaban los acontecimientos, una de las más solicitadas y de difícil adquisición para mi precario poder adquisitivo era la de un jefe indio de abundante plumaje y rellamante colorido brillante que como reclamo estimulaba los sentidos de los más pequeños.
Cuando tocaba a disfrazarse recurríamos a un baúl que contenía vieja ropa en desuso y todo tipo de trapería,  luego a recorrer las casas por si caía alguna oreja con una copa de Sansón, creo recordar el martes se celebraba un baile infantil de disfraces donde las madres recurrían a la imaginación, luego había reparto de premios por arbitraria decisión
Se organizaban comparsas que después de previos ensayos desfilaban en pasacalles y se detenían para cantar, estaban formalmente organizadas y en general las componían la juventud de aquel entonces hombres y mujeres que con su desfilar y cantos daban un aire de fiesta y colorido a el pueblo que las tenía por tradición
El día del antroido y como colofón de las fechas se quemaba al pelele, el último que recuerdo lo despedían las plañideras diciéndole adiós ladrón das Xibas, era la ocasión que ni pintada se le presentaba a los más ingeniosos y ocurrentes del pueblo, en una de estas escenas uno que luego terminó siendo mi vecino comenzando a recitar puso a parir a gente del pueblo mientras la multitud lo rodeaba, la gente se partía de risa, aun que algún mencionado no lo pasara bien precisamente pero la gente se despepitaba y alguno se meó por problemas de continencia
Que tiempos aquellos y que vitalidad la de aquel pueblo que a día de hoy le siguen llamando ARES