En Ares no vemos escultura alguna dedicada al marinero ni a las mujeres transportando el pescado en paxes que en carretillas llevaban para ir de puerta en puerta, en Ares no vemos escultura alguna de mujeres con sus hijos esperando después del temporal mirando al horizonte a ver si regresaban a casa, pues por aquel entonces era frecuente arriesgar, ventara, chovera ou escampara, por exigencia de prioridades, en Ares no se ve escultura alguna de cuando el hijo del pueblo de forma majistral puso a España en pié viendo que se la había metido y bien metido a Rusia allá por el año 64 del siglo ya pasado, en Ares no se ve escultura alguna de uno o unos de aquellos hombres que por su amor al pueblo fundaron la alianza Aresana en Cuba dejando para luego positivas consecuencias en el lugar de origen. Pero no caigamos en desencanto que tenemos la imaginación que nos hace diferentes.
En Ares erigimos una obra escultural que se deja ver al lado de la iglesia parroquial dedicada al celebriti del pueblo en su versión femenina, así nos hemos anticipado al hecho reivindicativo de la feminidad, paque luego se vaya diciendo por ahí:
¿A quien coño se le habrá ocurrido? ¿es hecho referencial o se trata del esperpento?
En Ares erigimos una obra escultural que se deja ver al lado de la iglesia parroquial dedicada al celebriti del pueblo en su versión femenina, así nos hemos anticipado al hecho reivindicativo de la feminidad, paque luego se vaya diciendo por ahí:
¿A quien coño se le habrá ocurrido? ¿es hecho referencial o se trata del esperpento?