No recuerdo sobre que hora, se que era atardecer, y de pronto me encontré una estampa que activó mi mente para hacer que permaneciera en ese área cerebral que hace que nunca se olvide por que a medida que avanza el tiempo estas imagines no se repetirán puesto que a día de hoy ya pertenecen al pasado.
Sucedió en la plaza principal de la Alberca dos mujeres de avanzada edad cada una en su silla que habían traído de casa se pusieron a hacer puntilla, ambas vestían de negro y sus cabezas cubiertas de pañueletas negras, ambas con mantilla de lana oscura y se pusieron a charlar sobre las novedades que había en el pueblo, ajenas a los curiosos que visitaban la plaza de tan hermoso pueblo
La marcha fue el día después y me sorprendió una imagen costumbrista de esas que de forma tan hermosa nos muestran los cuadros de Sorolla
Desde el coche me dió tiempo a ver como se llevaba a cabo una vendimia en un pago que parecía familiar por la actitud y la manera de actuar que presentaban los vendímiadores, ellas ataviadas con vestidos cuidados y de diseño regional y la cabeza protegida por sombreros de paja finamente diseñados a modo de aquellos que se usaban en el XIX, los hombres con pantalón mahón y camisas coloreadas y a cuadros y remangadas, hiperactivé la retina por que tampoco aquí tenía a mano la cámara que la guardaba en el maletero
A mi mujer que iba en el sitio del copiloto le advertí, fíjate bien esto es un museo pero en vivo y quizás estas imágenes no se vuelvan a repetir a poco tiempo que pase por que no pertenecen a este siglo aunque estè claro que no son alucinación
Sucedió en la plaza principal de la Alberca dos mujeres de avanzada edad cada una en su silla que habían traído de casa se pusieron a hacer puntilla, ambas vestían de negro y sus cabezas cubiertas de pañueletas negras, ambas con mantilla de lana oscura y se pusieron a charlar sobre las novedades que había en el pueblo, ajenas a los curiosos que visitaban la plaza de tan hermoso pueblo
La marcha fue el día después y me sorprendió una imagen costumbrista de esas que de forma tan hermosa nos muestran los cuadros de Sorolla
Desde el coche me dió tiempo a ver como se llevaba a cabo una vendimia en un pago que parecía familiar por la actitud y la manera de actuar que presentaban los vendímiadores, ellas ataviadas con vestidos cuidados y de diseño regional y la cabeza protegida por sombreros de paja finamente diseñados a modo de aquellos que se usaban en el XIX, los hombres con pantalón mahón y camisas coloreadas y a cuadros y remangadas, hiperactivé la retina por que tampoco aquí tenía a mano la cámara que la guardaba en el maletero
A mi mujer que iba en el sitio del copiloto le advertí, fíjate bien esto es un museo pero en vivo y quizás estas imágenes no se vuelvan a repetir a poco tiempo que pase por que no pertenecen a este siglo aunque estè claro que no son alucinación