A veces nos da la impresión de que los niños muy pequeños son insensibles a las penurias que viven sus mayores por el hecho de que en torno a ellos se crea una barrera de protección, y eso no es cierto, sucedió un día cuando los padres de aquel pequeño decidieron romper la hucha de barro y al destrozarla salieron de ella un montón de monedas en calderilla y el pequeño que nunca había visto tanta moneda junta exclamó ¡somos ricos! y a los mayores les produjo gracia y lo reflejaron con sus cómplices sonrisas, que ingenua es la infancia, debieron de pensar.
Ignoraban los padres y la abuela que aquel niño había sido víctima de la emoción al ver tanta moneda junta, ignoraban que insitu se había dado cuenta que le había fallado el juicio por la intriga de la espera ya que al tiempo que exclamaba reacionaba y pensaba,: si no hay más que calderilla.
Ojo que en su silencio o en el no saberse expresar, un niño por muy pequeño que sea percibe la realidad y en su día a día si existe precariedad, la percibe y alimenta el rencor si esta se mantiene en el tiempo y ve que nadie le asiste
Luego es muy sencillo el acusar sobre todo por parte de aquellos que han crecido entre algodones señalando a quienes han tomado el camino inadecuado
Y nadie pregunta el porque
Ignoraban los padres y la abuela que aquel niño había sido víctima de la emoción al ver tanta moneda junta, ignoraban que insitu se había dado cuenta que le había fallado el juicio por la intriga de la espera ya que al tiempo que exclamaba reacionaba y pensaba,: si no hay más que calderilla.
Ojo que en su silencio o en el no saberse expresar, un niño por muy pequeño que sea percibe la realidad y en su día a día si existe precariedad, la percibe y alimenta el rencor si esta se mantiene en el tiempo y ve que nadie le asiste
Luego es muy sencillo el acusar sobre todo por parte de aquellos que han crecido entre algodones señalando a quienes han tomado el camino inadecuado
Y nadie pregunta el porque