En la Sala de espera de un hospital, se enciende la luz de clarividencia, y se da cuenta que la soberbia es el escudo de los débiles y de los cobardes que no asumen su fragilidad; cuando en asumirlo radica su fortaleza.
En la Sala de espera de un hospital decide que hay que vivir con los pies en el suelo y sobre todo con humildad y así poder ser reconocido.
En la Sala de espera de un hospital decide que hay que vivir con los pies en el suelo y sobre todo con humildad y así poder ser reconocido.