No se caracterizaba Ares precisamente por su actividad industrial, quizás no fuera tan necesario, la proximidad de Ferrol puede que cubriera en parte esas necesidades, otra salida podía ser la Armada el ejército u otras instituciones, que por otra parte los jóvenes no se prodigaban en vocaciones no así en la marina mercante y casos como la emigración interior o exterior aunque no con la incidencia de otros pueblos gallegos en los que la emigración los ha dejado casi al punto de su desaparición.
Siempre eché en falta alguna empresa manufacturera o pequeños talleres que mantuvieran el potencial humano del pueblo para así desarrollarse sobre si mismo, y evitar la sangría humana, pero visto el contexto general nos parece una utopía.
Quedaba sí en forma residual lo que antiguamente era uno de los factores básicos de subsistencia, una fábrica de conservas que en su momento debió de tener cierto grado de productividad y fábricas de salazón en su fase de decadencia, y la presencia del minifundio para en su medida participar en la economía mixta y en su caso de subsistencia, un molino de motor movido por energía creo pensar eléctrica, tampoco lo tengo claro, que con su carácterístico ruido acompasado de acordes sordos delataba su presencia y dos talleres de carpintería, también un taller de fundición que modestamente funcionaba como industria auxiliar de alguna otra mediana empresa.
Un matadero próximo al puente de la ciscada a punto de desaparición
La pesca de bajura se negaba a desaparecer, y el carácterístico olor de la sardina que se formaba era la seña de identidad que se respiraba al largo del muelle en aquel mundo que nos fue dejando aunque hoy casi de forma testimonial permanece
¿Que sería de Ares sin la pesca? que futuro en esta actividad que forma parte de su ADN quizás una sombra de si mismo maquillada de otra cosa, una monotonía más de estos pueblos que han ido perdiendo su alma y que están en constante reciclaje proyectándose sobre un futuro incierto, y como en otro cualquier pueblo gallego en alarmante envejecimiento de su población
Hoy lo que antes era la zona noble de la población son casas vacías de gente que todavía recordamos los que nuestra fecha de caducidad está más cerca que lejos.
Siempre eché en falta alguna empresa manufacturera o pequeños talleres que mantuvieran el potencial humano del pueblo para así desarrollarse sobre si mismo, y evitar la sangría humana, pero visto el contexto general nos parece una utopía.
Quedaba sí en forma residual lo que antiguamente era uno de los factores básicos de subsistencia, una fábrica de conservas que en su momento debió de tener cierto grado de productividad y fábricas de salazón en su fase de decadencia, y la presencia del minifundio para en su medida participar en la economía mixta y en su caso de subsistencia, un molino de motor movido por energía creo pensar eléctrica, tampoco lo tengo claro, que con su carácterístico ruido acompasado de acordes sordos delataba su presencia y dos talleres de carpintería, también un taller de fundición que modestamente funcionaba como industria auxiliar de alguna otra mediana empresa.
Un matadero próximo al puente de la ciscada a punto de desaparición
La pesca de bajura se negaba a desaparecer, y el carácterístico olor de la sardina que se formaba era la seña de identidad que se respiraba al largo del muelle en aquel mundo que nos fue dejando aunque hoy casi de forma testimonial permanece
¿Que sería de Ares sin la pesca? que futuro en esta actividad que forma parte de su ADN quizás una sombra de si mismo maquillada de otra cosa, una monotonía más de estos pueblos que han ido perdiendo su alma y que están en constante reciclaje proyectándose sobre un futuro incierto, y como en otro cualquier pueblo gallego en alarmante envejecimiento de su población
Hoy lo que antes era la zona noble de la población son casas vacías de gente que todavía recordamos los que nuestra fecha de caducidad está más cerca que lejos.