A través de un WhatsApp recibo la imagen de un hermoso nacimiento obra de la asociación de pesebristas de Terrasa, fiel a la tradición y que representa el ambiente rural del pasado reciente fiel a la región en donde se representa, la imagen es entrañable y si el valor artistico va en función de capacidad de la obra impactar sensaciones en quienes los admiran, por mi parte va más allá de una obra artesanal, yo lo calificaría cómo obra de arte; invita a la reflexión por que transmite cómo desde la humildad por los caminos de la vida se puede llegar a la más absoluta grandeza, quien siempre se hizo acompañar de las más humildes de las gentes, predicando con el ejemplo y dejándonos un mensaje asumido universalmente independientemente o no se sea creyente, creando así las bases de nuestro pensamiento colectivo que arraigó definitivamente en nuestra escala de valores que son signo de identidad en lo que a occidente se refiere.
Como que para que ahora vengan unos renegados de sí que son fruto del paréntesis que sufre nuestra sociedad por razones económicas y otras más en las que no es preciso puntualizar por precisar tratado aparte, y convierten la tradición en una obra del esperpento en donde se manifiesta hasta el ridículo que se puede lograr dejándose guiar del despotismo para conducir la tradición hacia cosa distinta y así construir un presente en el que no se reconozca la madre que nos parió, menuda gilipollez que pretenden los gilipollas que en una situación normal no hubieran llegado a tan altas estancias, slguno/ na quizás a trabajar el un circo, pero vendiendo las entradas, porque para hacer el payaso es necesario tener arte.
Señor mío Jesucristo, regresa y a ver si así los tontos ocupan el lugar que les corresponde y no llegan a ministros y menos a ser alcaldes.
Mi felicitación a los pesebristas de Terrasa que no sólo respetan la tradición sino que lo hacen con capacidad para despertar sensaciones nobles asumibles en la buena gente creyente o no.
Como que para que ahora vengan unos renegados de sí que son fruto del paréntesis que sufre nuestra sociedad por razones económicas y otras más en las que no es preciso puntualizar por precisar tratado aparte, y convierten la tradición en una obra del esperpento en donde se manifiesta hasta el ridículo que se puede lograr dejándose guiar del despotismo para conducir la tradición hacia cosa distinta y así construir un presente en el que no se reconozca la madre que nos parió, menuda gilipollez que pretenden los gilipollas que en una situación normal no hubieran llegado a tan altas estancias, slguno/ na quizás a trabajar el un circo, pero vendiendo las entradas, porque para hacer el payaso es necesario tener arte.
Señor mío Jesucristo, regresa y a ver si así los tontos ocupan el lugar que les corresponde y no llegan a ministros y menos a ser alcaldes.
Mi felicitación a los pesebristas de Terrasa que no sólo respetan la tradición sino que lo hacen con capacidad para despertar sensaciones nobles asumibles en la buena gente creyente o no.