ARES: Tres eran lo peluqueros de hombres que entonces llamábamos...

Tres eran lo peluqueros de hombres que entonces llamábamos barberos, Toñito,  del que antes de emigrar a Venezuela luciendo un cuidado y poblado bigote imprimía cierto respeto y obligaba a mantener las distancias causa mi escrupulosa y distorsionada percepción  infantil, a su regreso continuó ejerciendo la profesión y  mi perspectiva fué diferente, pude entonces apreciar en el un hombre afable y entrañable,  Juan Antonio que al parecer era su sobrino y asimismo antes que maestro su aprendiz, y Lisardo padre de la que más tarde fue institución cómo peluquera en el pueblo y así mismo su local ajena a su responsabilidad  alma mater y centro social local  en donde se peinaba y ponían de buen pelo a quien era de menester  y gacetilla de todo lo que sucedía en el pueblo y en km a la redonda.
Lo que allí se contaba era cierto por que se había contado y allí se rubricaba y era consensuado previo análisis por  unanimidad
Eran entonces en los albores de la democracia la  atalaya desde donde se controlaba todo lo que entraba y salía y se discriminaba para poder separar trigo de paja
Tanto era así que un día a alguien se le ocurrió decir que yo varón me había quedado preñado y no me quedaron más huevos que ponerme un cogin y a huevos que quedé preñado.
Fuente literaria el lugar de la que poco me ha sido filtrado, una pena que ni siquiera se ha podido recoger nada que por tradición oral hubiera enriquecido las señas de identidad del pueblo pudiendo así escenificar escenas de nuestro pasado reciente en las que muchísima gente se podría sentir identificado y recrearse de aquellas cotidianidades