Guardo un grato recuerdo de aquellas romerías del Rosario de Lubre, a la que acudían las familias y en torno a manteles se asentaban en lugares próximos al atrio de la iglesia y en lugares protegidos lo más posible del sol se acomodaban sobre la hierba y avanzada la tarde daban rienda suelta a la merienda cena, y luego del sonar de los fuegos artificiales se amenizaba la berbena con una modesta orquesta ya que los presupuestos no daban para más, pero sin duda se recogía la esencia de una tradición que venía de muy atrás y que el factor fundamental eran los vínculos que se establecían entre las distintas familias mezclándose el sentir religioso (la coartada) y el factor principal, la escusa para que al menos una vez al año las familias padres hijos parientes cercanos y amigos multiplicaran sus vínculos creando escenas que artistas en las diferentes disciplinas han dejado su huella
No se caracterizaba esta romería por la estridencia ni la rienda suelta que en otras se daba al desmadre; más bien se por la austeridad y el respeto en los comportamientos y sin ordenanzas previas y así reinaba el respeto y el sentido común
La orquesta seguía tocando cuando las familias recogían los manteles y se dirigían cada cual a su casa no antes sin dejar unos ratos para bailar
Luego seguía la fiesta que no alargaba demasiado en la noche ya que la convocatoria se limitaba a las gentes del lugar y algún que otro veraneante
Pero que a pesar de todo en esencia y tradición tenían mayor grado de autenticidad que las estridencias de la actualidad que le hacen perder vigencia y las desvirtúan de aquella esencia.
La razón que el mundo de hoy nada tiene que ver con aquel mundo que recogía el testigo de la tradición ancestral en donde matices religiosos y profanos que se mezclaban y convivían sin cuestionarse
No se caracterizaba esta romería por la estridencia ni la rienda suelta que en otras se daba al desmadre; más bien se por la austeridad y el respeto en los comportamientos y sin ordenanzas previas y así reinaba el respeto y el sentido común
La orquesta seguía tocando cuando las familias recogían los manteles y se dirigían cada cual a su casa no antes sin dejar unos ratos para bailar
Luego seguía la fiesta que no alargaba demasiado en la noche ya que la convocatoria se limitaba a las gentes del lugar y algún que otro veraneante
Pero que a pesar de todo en esencia y tradición tenían mayor grado de autenticidad que las estridencias de la actualidad que le hacen perder vigencia y las desvirtúan de aquella esencia.
La razón que el mundo de hoy nada tiene que ver con aquel mundo que recogía el testigo de la tradición ancestral en donde matices religiosos y profanos que se mezclaban y convivían sin cuestionarse