Creo recordar que era en el mes de Agosto cuando irrumpia en el pueblo lo que vulgarmente llamábamos "a màquina de mallar" en realidad cumplia las tres funciones que antiguamente hacía la mano del hombre ayudado por animales no sin un duro y penoso trabajo: trilla maja y aventado en una sola operación que la máquina desarrollaba.
Rara era la familia que no dedicaba alguna superficie para la siembra del cereal trigo, luego la máquina recorría las calles dando fe con su acompasado tracatrá que hacía acto de presencia par sustituir la mano del hombre, un motor de gasoil que sobre un carro instalado y una correa sifin activaba la maquina operativa (sobre a cabezalla do carro que o motor facia tembrar, a ela subian os nenos como si de un cabalo se tratara, proporcionáballes un non sei que a os nenos facia disfrutar) mientras el operario y al mismo tiempo propietario de la máquina atendia a lo suyo pacientemente toleraba asumiendo que la actitud de los pequeños cabalgando formaba ya parte de la tradicón.
Conocíamos al dueño del ingenio como el señor Villalba y creo que era tío de nuestro amigo Vidal y por lo tanto de Macamen
Pasaron pocos años y otra máquina con motor incorporado se tomo el relevo pero ya no era lo mismo, los niños no tenîan en donde cabalgar.
Que tiempos aquellos en la que cada estación del año tenía su protagonismo y sus peculiares manifestaciones que iban arraigado en tradición cada cual con actitudes y modos de hacer diferentes
El sonido de la máquina llamaba entonces a convocatoria para los niños con el acompañamiento de la singular separación de trigo y paja discurriendo por distinto lugar y la cascara del trigo volando que era el aventado y hacer de todo ello un enxebre espectáculo que a día de hoy es dificil concretar por que la memoria lo ve ya muy lejano.
Vivido en el Ares que ya no existe, es el Ares de un sueño que queda en la memoria y a veces viene en un dedpertar, quien quiera o pueda que lo haga rememorar
Y aquí lo dejamos.
Rara era la familia que no dedicaba alguna superficie para la siembra del cereal trigo, luego la máquina recorría las calles dando fe con su acompasado tracatrá que hacía acto de presencia par sustituir la mano del hombre, un motor de gasoil que sobre un carro instalado y una correa sifin activaba la maquina operativa (sobre a cabezalla do carro que o motor facia tembrar, a ela subian os nenos como si de un cabalo se tratara, proporcionáballes un non sei que a os nenos facia disfrutar) mientras el operario y al mismo tiempo propietario de la máquina atendia a lo suyo pacientemente toleraba asumiendo que la actitud de los pequeños cabalgando formaba ya parte de la tradicón.
Conocíamos al dueño del ingenio como el señor Villalba y creo que era tío de nuestro amigo Vidal y por lo tanto de Macamen
Pasaron pocos años y otra máquina con motor incorporado se tomo el relevo pero ya no era lo mismo, los niños no tenîan en donde cabalgar.
Que tiempos aquellos en la que cada estación del año tenía su protagonismo y sus peculiares manifestaciones que iban arraigado en tradición cada cual con actitudes y modos de hacer diferentes
El sonido de la máquina llamaba entonces a convocatoria para los niños con el acompañamiento de la singular separación de trigo y paja discurriendo por distinto lugar y la cascara del trigo volando que era el aventado y hacer de todo ello un enxebre espectáculo que a día de hoy es dificil concretar por que la memoria lo ve ya muy lejano.
Vivido en el Ares que ya no existe, es el Ares de un sueño que queda en la memoria y a veces viene en un dedpertar, quien quiera o pueda que lo haga rememorar
Y aquí lo dejamos.