El discurrir del tiempo lo sustituye todo, unas veces buscando la funcionalidad otras son las modas que se imponen, tanto que lo que en un principio nos parece chocante termina modificando nuestros gustos estéticos.
Pasados los años lamentamos la ausencia de todo aquello que formó parte del escenario de nuestro recorrido vital y en el presente ya ausente.
Quien no pagaría por recuperar aquellas tiendas con mostrador de madera en donde la higiene olía a lejía, tiendas de venta a granel y papel de estraza, apenas se conocía el plástico al que llamaban pesiglas, aquellos sacos de arroz, harina y diversos productos entre los que un gato dormilón hacia guardia e impedía la impertinencia de algún ratón, azafran, malta achicoria azúcar café y otros productos que se vendían por libras o cuarterones, aquel bacalao que se cortaba con una cuchilla a modo de guillotina y que le daba una esencia inconfundible al colmado, Señor Ramón póngame un cuartillo de vino, le dejo la botella en el mostrador, algunas de estas tiendas tenian la trastienda en donde se reunía la peña, y alguna partida caia ademas de mojar la garganta.
Nada queda de todo aquello el mundo es diferente, y hay quien dice que para progresar nunca se debe mirar atras porque es una forma o asumir las evidencias y un ejercicio de negaciòn, que me perdone aquel que piense así
Lo peor que le puede pasar a una planta cuando se siente crecer es apartarse de la raiz, asi malamente podría seguir creciendo, no somos una planta pero digamos que es un decir.
Quien no pagaria por recuperar algunas de aquellas tiendas y darle así al pueblo de Ares por romántico y atractivo un valor añadido.
Pasados los años lamentamos la ausencia de todo aquello que formó parte del escenario de nuestro recorrido vital y en el presente ya ausente.
Quien no pagaría por recuperar aquellas tiendas con mostrador de madera en donde la higiene olía a lejía, tiendas de venta a granel y papel de estraza, apenas se conocía el plástico al que llamaban pesiglas, aquellos sacos de arroz, harina y diversos productos entre los que un gato dormilón hacia guardia e impedía la impertinencia de algún ratón, azafran, malta achicoria azúcar café y otros productos que se vendían por libras o cuarterones, aquel bacalao que se cortaba con una cuchilla a modo de guillotina y que le daba una esencia inconfundible al colmado, Señor Ramón póngame un cuartillo de vino, le dejo la botella en el mostrador, algunas de estas tiendas tenian la trastienda en donde se reunía la peña, y alguna partida caia ademas de mojar la garganta.
Nada queda de todo aquello el mundo es diferente, y hay quien dice que para progresar nunca se debe mirar atras porque es una forma o asumir las evidencias y un ejercicio de negaciòn, que me perdone aquel que piense así
Lo peor que le puede pasar a una planta cuando se siente crecer es apartarse de la raiz, asi malamente podría seguir creciendo, no somos una planta pero digamos que es un decir.
Quien no pagaria por recuperar algunas de aquellas tiendas y darle así al pueblo de Ares por romántico y atractivo un valor añadido.