AQUELLOS BANDOLEROS DE LA GALICIA PROFUNDA
En aquellos años de finales del siglo dieciocho, en la Galicia Profunda, se vivieron momentos llenos de miedo y sobresaltos, hubo un matrimonio que decidió vivir fuera de la ley, y su vida se desarrollaba, entre los grandes arbolados pedregosos, de las orillas de la Ría de Betanzos. Allí continuamente asaltaban a personas robándoles sus bienes, y metiéndoles el miedo en el cuerpo, ya que llevaban armas y otros menesteres, para poder asustar al personal, al ser atracados. Aquellos años inciertos, de falta de confianza en el futuro, ya que muchos gallegos de aquella zona, decidían marcharse hacer las Américas, cosa que en aquel tiempo resultaba ser lo más normal. Ya que en aquellos años, la miseria abundaba por los caminos de Galicia, y las familias numerosas, pasaban hambre, o por lo menos carecían de las cosas más necesarias, para poder subsistir. Aquel matrimonio se hizo famoso, entre los bajos fondos de aquella comarca, donde pronto se les unirían otros hombres de su misma opinión, y formarían un grupo de “asalta caminos”, que dieron muchos problemas a las autoridades de entonces, que no sabían cómo atajar a dicho grupo violento, que día a día se había convertido en una pesadilla, para la gente que transitaba por aquellos viejos caminos empinados, y llenos de arbolados, que al salir de las poblaciones, eran un verdadero refugio, para aquel grupo de bandoleros. Pasaba el tiempo y sus fechorías, se publicaban de boca a oído, y su fama crecía, ante la imposibilidad de terminar con ellos, más en un día del frio enero, el marido que tenía a su mando a todo el grupo, cayó enfermo, y se vieron todos metidos en la cueva que tenían de residencia, y donde horas más tarde fallecía, sin poder avisar a ningún médico, por el miedo de ser detectados en el lugar de su escondite, y que habría sido fatal para todo aquel grupo de bandoleros. En aquellos momentos parece ser, que algún hombre quería hacerse con el mando de dicho grupo, a lo que la mujer enviudada en dicho día, respondió con un cuchillo en la mano, que la que mandaba allí era ella, y al que quería tomar el mando del grupo, le asesto dos puñaladas de muerte, en aquel terrible instante, ante la atemoriza mirada de los otros hombres del grupo, que se quedaron atónitos, y sin saber qué hacer, entonces ella replico, el que no esté a gusto conmigo que se vaya, pero ojo cuando salga de esta cueva, no le aseguro ni un momento su vida. El silencio se hizo tan grande, que nadie se atrevió a replicar nada, la mujer llamada popularmente Saba, se hizo de esa forma con el grupo obedeciéndola, sin poner ninguna traba. Los años fueron pasando, y los miedos en aquella zona se multiplicaban, de una manera tremenda, mientras los vecinos de la comarca pensaban que eran los culpables de algunas desapariciones, a la vez de causar muertes entre los guardias de entonces, que no eran capaces de terminar con dicha cuadrilla de malhechores, y que no dudaban de ser terribles atracadores, algunos vecinos hablaban de las meigas nocturnas, cuando la noche se acercaba, y el miedo era tan grande, que las puertas de las casas, eran cerradas a cal y canto, para que nadie pudiera pasar a causar daños. La Galicia Profunda, tuvo sus años de terror nocturno y diurno, sobre todo si viajaban, tomando algunas medidas, para ir en bloque de varias personas acompañadas de los guardias de aquella comarca gallega. Para poder impedir ser asaltados. Todas aquellas fechorías, que aquella mujer llamada Saba, se habían multiplicado, por diferentes lugares de Galicia, se hablaba de ella, cómo de un ser sin sentimientos ni conciencia, y así continuó, hasta que un día fatal para ella, decidió bajar hasta Puentedeume, para poder visitar a una hermana menor que ella, que vivía en dicha localidad, para poder darla algún dinero, sin pensar que aquel domicilio estaba continuamente vigilado, por los guardias de entonces, que con los fusiles cargados, no tardaron ni un segundo, en dejarla sin vida, al comprobar que se trataba de la famosa bandolera. Que tantos sufrimientos estaba dando aquella zona de la Profunda Galicia, y que días más tarde todo su grupo, decidió, salir de sus escondites y tomar diferentes caminos, para alejarse de sus viejas fechorías, aunque se les siguiera recordando, en muchas aldeas y pazos de aquella zona, donde se sufrieron sus atracos con violencia incluida, con heridos y muertos. Hoy día siguen esos árboles rodeados de misterios, y algunos con historias tremendas. G X Cantalapiedra,
En aquellos años de finales del siglo dieciocho, en la Galicia Profunda, se vivieron momentos llenos de miedo y sobresaltos, hubo un matrimonio que decidió vivir fuera de la ley, y su vida se desarrollaba, entre los grandes arbolados pedregosos, de las orillas de la Ría de Betanzos. Allí continuamente asaltaban a personas robándoles sus bienes, y metiéndoles el miedo en el cuerpo, ya que llevaban armas y otros menesteres, para poder asustar al personal, al ser atracados. Aquellos años inciertos, de falta de confianza en el futuro, ya que muchos gallegos de aquella zona, decidían marcharse hacer las Américas, cosa que en aquel tiempo resultaba ser lo más normal. Ya que en aquellos años, la miseria abundaba por los caminos de Galicia, y las familias numerosas, pasaban hambre, o por lo menos carecían de las cosas más necesarias, para poder subsistir. Aquel matrimonio se hizo famoso, entre los bajos fondos de aquella comarca, donde pronto se les unirían otros hombres de su misma opinión, y formarían un grupo de “asalta caminos”, que dieron muchos problemas a las autoridades de entonces, que no sabían cómo atajar a dicho grupo violento, que día a día se había convertido en una pesadilla, para la gente que transitaba por aquellos viejos caminos empinados, y llenos de arbolados, que al salir de las poblaciones, eran un verdadero refugio, para aquel grupo de bandoleros. Pasaba el tiempo y sus fechorías, se publicaban de boca a oído, y su fama crecía, ante la imposibilidad de terminar con ellos, más en un día del frio enero, el marido que tenía a su mando a todo el grupo, cayó enfermo, y se vieron todos metidos en la cueva que tenían de residencia, y donde horas más tarde fallecía, sin poder avisar a ningún médico, por el miedo de ser detectados en el lugar de su escondite, y que habría sido fatal para todo aquel grupo de bandoleros. En aquellos momentos parece ser, que algún hombre quería hacerse con el mando de dicho grupo, a lo que la mujer enviudada en dicho día, respondió con un cuchillo en la mano, que la que mandaba allí era ella, y al que quería tomar el mando del grupo, le asesto dos puñaladas de muerte, en aquel terrible instante, ante la atemoriza mirada de los otros hombres del grupo, que se quedaron atónitos, y sin saber qué hacer, entonces ella replico, el que no esté a gusto conmigo que se vaya, pero ojo cuando salga de esta cueva, no le aseguro ni un momento su vida. El silencio se hizo tan grande, que nadie se atrevió a replicar nada, la mujer llamada popularmente Saba, se hizo de esa forma con el grupo obedeciéndola, sin poner ninguna traba. Los años fueron pasando, y los miedos en aquella zona se multiplicaban, de una manera tremenda, mientras los vecinos de la comarca pensaban que eran los culpables de algunas desapariciones, a la vez de causar muertes entre los guardias de entonces, que no eran capaces de terminar con dicha cuadrilla de malhechores, y que no dudaban de ser terribles atracadores, algunos vecinos hablaban de las meigas nocturnas, cuando la noche se acercaba, y el miedo era tan grande, que las puertas de las casas, eran cerradas a cal y canto, para que nadie pudiera pasar a causar daños. La Galicia Profunda, tuvo sus años de terror nocturno y diurno, sobre todo si viajaban, tomando algunas medidas, para ir en bloque de varias personas acompañadas de los guardias de aquella comarca gallega. Para poder impedir ser asaltados. Todas aquellas fechorías, que aquella mujer llamada Saba, se habían multiplicado, por diferentes lugares de Galicia, se hablaba de ella, cómo de un ser sin sentimientos ni conciencia, y así continuó, hasta que un día fatal para ella, decidió bajar hasta Puentedeume, para poder visitar a una hermana menor que ella, que vivía en dicha localidad, para poder darla algún dinero, sin pensar que aquel domicilio estaba continuamente vigilado, por los guardias de entonces, que con los fusiles cargados, no tardaron ni un segundo, en dejarla sin vida, al comprobar que se trataba de la famosa bandolera. Que tantos sufrimientos estaba dando aquella zona de la Profunda Galicia, y que días más tarde todo su grupo, decidió, salir de sus escondites y tomar diferentes caminos, para alejarse de sus viejas fechorías, aunque se les siguiera recordando, en muchas aldeas y pazos de aquella zona, donde se sufrieron sus atracos con violencia incluida, con heridos y muertos. Hoy día siguen esos árboles rodeados de misterios, y algunos con historias tremendas. G X Cantalapiedra,