Finalmente encontré, vi y abracé a mi tío Constantino, a mi tía Julia, y a mis primos Maricarmen y Ángel. Me faltó Rosita que no estaba en
casa. Decir o comentar la
felicidad que tenía no lo podrán dimensionar las palabras. 66 años después volver al lugar donde nací es muy fuerte. El abrazo y emoción de mi tío no tiene precio. Me caen las lágrimas al recordarlo. Gracias doy a Dios por estos días vividos, y al sol de mi hija y mi yerno que hicieron realidsd mi sueño. MARIA DEL CARMEN RODRIGUEZ VÁZQUEZ.