Este reportaje se realizó en un curro próximo a
Cedeira en el que se reúnen a los
caballos de la zona para cortarles las crines y marcarles.
La lucha de los hombres y las bestias supone un espectáculo que deja perplejo a quienes, como yo, venimos de una gran ciudad.
Este día gris, neblinoso, gallego, dio, todavía más, un halo de misterio a tan atávica
costumbre.