Construido en 1.853, a 138 m. sobre el
mar, protege una de las costas más peligrosas. Es el
faro más occidental y emblemáticos de Europa, considerado tradicionalmente como el cabo del fin del mundo, "Finis Terrae". Este punto avanza sobre el mar unos 5 kms en dirección sur, en paralelo al granítico
Monte Pindo formando la protegida y hermosa ría de
Corcubión.
Durante miles de años se pensó que cada
noche el sol se apagaba en sus
aguas, y más allá de él sólo existía una región de tinieblas y monstruos.
Este
edificio, forma parte de un interesante conjunto de la
arquitectura farera.
Es obra del ingeniero Félix Uhagón y tiene categoría de faro de primer orden.
La
torre, hecha de cantería, es de base octogonal y acaba en una cornisa sobre la que se apoya la balconada. Encima está la
bóveda con una linterna poligonal, a 138 metros sobre el nivel del mar.
Originariamente funcionaba con lámpara de aceite, después de diversas reformas se electrificó con
lámparas de incandescencia, emitiendo un destello cada cinco segundos con un alcance para tiempo ordinario de 31 millas marinas (57 km).
El edificio anexo al faro es la Sirena, popularmente conocida como lavaca de
Fisterra. Obra de Ángel García del Hoyo entró en funcionamiento en 1.889 para los días en que la
niebla impedía ver la luz del faro. Emite dos sonidos estridentes cada minuto, con un alcance de 25 millas (46 km) en tiempo medio.
El tercer edificio que compone el conjunto arquitectónico es el Semáforo, situado a más altura que el propio faro. Data de 1.879 y su misión original era la de emitir
señales para la marina de guerra. Actualmente, este edificio, rehabilitado por César Portela, es una hospedería de turismo rural.