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OLAS GRANDES EN MALPICA
El Cantábrico se enfada
en las costas de Galicia,
la tormenta encadenada
siempre deja su primicia.
En Malpica corre el viento
entre ráfagas de fuerza,
su costa no pierde aliento
y en este trance se esfuerza.
Suenan las olas bramando
como rompiendo barreras,
la playa lo va notando
al arrastrar sus arenas.
Malpica vive pendiente
de los trances marineros,
el mar convive presente
con ritmos aventureros.
El Cantábrico enfadado
viene dejando sus huellas,
llega todo alborotado
sin hacer las noches bellas.
El mar se siente en Malpica
con su ritmo de cantares,
quizá su latir se explica
en muchos de sus hogares.
Estas noches de penumbra
con el Cantábrico altivo,
a veces la luna alumbra
la fuerza del mar activo.
Malpica siente las olas
en la noches tenebrosas,
dicen que no llegan solas
cuando son tan horrorosas.
Los recuerdos marineros
se sienten sobre su puerto,
los olores salineros
tienen al pueblo despierto.
G X Cantalapiedra.
El Cantábrico se enfada
en las costas de Galicia,
la tormenta encadenada
siempre deja su primicia.
En Malpica corre el viento
entre ráfagas de fuerza,
su costa no pierde aliento
y en este trance se esfuerza.
Suenan las olas bramando
como rompiendo barreras,
la playa lo va notando
al arrastrar sus arenas.
Malpica vive pendiente
de los trances marineros,
el mar convive presente
con ritmos aventureros.
El Cantábrico enfadado
viene dejando sus huellas,
llega todo alborotado
sin hacer las noches bellas.
El mar se siente en Malpica
con su ritmo de cantares,
quizá su latir se explica
en muchos de sus hogares.
Estas noches de penumbra
con el Cantábrico altivo,
a veces la luna alumbra
la fuerza del mar activo.
Malpica siente las olas
en la noches tenebrosas,
dicen que no llegan solas
cuando son tan horrorosas.
Los recuerdos marineros
se sienten sobre su puerto,
los olores salineros
tienen al pueblo despierto.
G X Cantalapiedra.