A Ponte do Porco (
Miño- A Coruña), situada sobre el
Río Lambre, guarda una leyenda. Don Nuno Freire de Andrade tenía un mozo, llamado Roxín por el
color rojo de su cabello, que se enamoró de la hija de éste, Teresa, siendo correspondido. Dándose cuanta el padre de la relación entre ambos jóvenes y de la inconveniencia de ésta, entregó a Roxín una bolsa con una gran cantidad de monedas de oro y lo envió a recorrer el mundo.
Roxín le pidió a Don Nuno que le dejase quedar en el
castillo de
Pontedeume pero el señor se negó. Le pidió quedarse entonces en el castillo de A Nogueirosa, cerca de Pontedeume, cosa que sí aceptó Don Nuno. Quiso aprovechar el preocupado padre la marcha de Roxín para casar rápidamente a su hija con Enrique de Osorio a pesar de la oposición de la chica.
En aquellos tiempos, un gran jabalí asolaba los contornos y Don Nuno organizó una
cacería para intentar capturarlo, cosa imposible hasta entonces. Invitó a Don Enrique y éste pidió a Teresa que lo acompañara. Ella no aceptó de buena gana pero ante su insistencia fue con él. El jabalí se hacía de rogar, no aparecía, y estando la pareja sobe el
puente del río Lambre, vieron como el jabalí venía hacia ellos a gran velocidad. Enrique disparó una flecha al jabalí pero éste continuaba su carrera y amedrentado Don Enrique saltó del puente abajo dejando sola a Teresa, que murió por la embestida del animal, huyendo rápidamente a su vez.
Días más tarde, encontraron un jabalí muerto en aquel puente con una daga clavada en la garganta.
Nuno Freire fue a verlo y se dio cuenta de que la daga era suya y que se la había regalado hacía tiempo a Roxín Roxal. Y pensó entonces, que el
joven nunca jamás habría abandonado a su hija.
Una
escultura en el lugar representa el jabalí de la
casa de Andrade.