LA SOLEDAD DE SU BARCO
Entre miradas altivas
y rencores permanentes,
sus caricias hoy perdidas
no las contemplan las gentes.
Con la mirada amargada
sin sentir su mal ambiente,
la esposa se ve ofendida
de su marido indecente.
Presumido con dinero
el marido ni se inmuta,
se ve joven y altanero
a la vez de fuerza bruta.
No se miran a la cara
en aquel barco de ensueño,
ella no quiere esa vara
de ser la esposa del dueño.
Tienen el ancla clavada
en el fondo de la ría,
el sueña tener amada
aunque viva en la porfía.
El barco toma su rumbo
sin temer a la corriente,
el dinero de este mundo
a veces es mal hiriente.
La mujer es su butaca
con la cara de amargura
el marido mete y saca
la velocidad de altura.
Matrimonios sin cariño
solo les une el dinero,
aquella playa de Miño
supo del rico heredero.
El barco se fue deprisa
entre miradas de acero,
por detrás dejo la brisa
de un amor solo al dinero.
G X Cantalapiedra.
Entre miradas altivas
y rencores permanentes,
sus caricias hoy perdidas
no las contemplan las gentes.
Con la mirada amargada
sin sentir su mal ambiente,
la esposa se ve ofendida
de su marido indecente.
Presumido con dinero
el marido ni se inmuta,
se ve joven y altanero
a la vez de fuerza bruta.
No se miran a la cara
en aquel barco de ensueño,
ella no quiere esa vara
de ser la esposa del dueño.
Tienen el ancla clavada
en el fondo de la ría,
el sueña tener amada
aunque viva en la porfía.
El barco toma su rumbo
sin temer a la corriente,
el dinero de este mundo
a veces es mal hiriente.
La mujer es su butaca
con la cara de amargura
el marido mete y saca
la velocidad de altura.
Matrimonios sin cariño
solo les une el dinero,
aquella playa de Miño
supo del rico heredero.
El barco se fue deprisa
entre miradas de acero,
por detrás dejo la brisa
de un amor solo al dinero.
G X Cantalapiedra.