CAMPO DE GOLF DE MIÑO
Los tiempos vienen cambiando
las costumbres y sus vías,
algunos hombres luchando
hacen armoniosos días.
Miño se crece y presume
entre sus verdes latentes,
en su horizonte resume
muchas costumbres presentes.
Eucaliptos primorosos
que van dando grandes sombras,
montes que son tan hermosos
que al mirarlos nos asombran.
Con la mirada al futuro
y los ojos bien templados,
su paisaje no es oscuro
ni sus campos son quemados.
La Autovía es el camino
de las sombras dislocadas,
es el temido vecino
de muchas horas rodadas.
Campo de Golf sin fronteras
entre visiones sobradas,
un cielo de primaveras
hace sus largas jornadas.
El verde su fiel testigo
en cualquier tarde encantada,
Miño quiere ser amigo
de su tierra bien cuidada.
Galopadas con las prisas
de aprovechar las mañanas,
donde a veces salen brisas
de las formas más profanas.
Es la Galicia mojada
por su Ría trascendente,
donde la lluvia te cala
con un clima diferente.
G X Cantalapiedra.
Los tiempos vienen cambiando
las costumbres y sus vías,
algunos hombres luchando
hacen armoniosos días.
Miño se crece y presume
entre sus verdes latentes,
en su horizonte resume
muchas costumbres presentes.
Eucaliptos primorosos
que van dando grandes sombras,
montes que son tan hermosos
que al mirarlos nos asombran.
Con la mirada al futuro
y los ojos bien templados,
su paisaje no es oscuro
ni sus campos son quemados.
La Autovía es el camino
de las sombras dislocadas,
es el temido vecino
de muchas horas rodadas.
Campo de Golf sin fronteras
entre visiones sobradas,
un cielo de primaveras
hace sus largas jornadas.
El verde su fiel testigo
en cualquier tarde encantada,
Miño quiere ser amigo
de su tierra bien cuidada.
Galopadas con las prisas
de aprovechar las mañanas,
donde a veces salen brisas
de las formas más profanas.
Es la Galicia mojada
por su Ría trascendente,
donde la lluvia te cala
con un clima diferente.
G X Cantalapiedra.