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MIÑO: TARDE DE MIEDO Y TERROR, ...

TARDE DE MIEDO Y TERROR,
Aquel hombre venido de Madrid, y muy amigo de las películas de terror desde su infancia, que las proyectaban en el Cine Rex, Gran Vía, cerca de Callao, en una tarde que parecía muy tranquila, se quiso dar un paseo largo para bajar el azúcar en sangre, ya que era bastante diabético, y la única solución era el caminar a buen paso, este hombre se solía dar paseos por la zona del Campo de Gol de Miño, y esa tarde se marcho para dar vista desde el monte al bonito pueblo de Puentedeume, caminó sin demasiada prisa, y parece que escuchaba pasos detrás de el, de vez en cuando miro hacia atrás, más no veía nada raro, sin tardar ni dos minutos observo como si fuera un perro lobo escondido entre los arbustos que cubren el monte aquel, el hombre se agacho a coger un tallo de rama para poder defenderse si se sintiera atacado, al ver más animales sueltos pensó que era una temeridad dar la vuelta por donde había venido, y sin pensarlo se subió a un pino, para desde allí ver el paisaje que tenía en su entorno, Los lobos le fueron cercando, sus aullidos eran tremendos, el hambre se notaba en sus dientes afilados, y el hombre con la rama del árbol quería defenderse, sin que los lobos se pusieran a su alcance, ni hicieran propósito de alejarse de allí, tenía el hombre aquel un teléfono con mala cobertura, pero pudo llamar a su familia en circunstancias de verse acorralado y sin poder defenderse de esos animales que pudieran pesar cada uno como unos 35, kilos, Su hijo que era cazador en tierras de Castilla la Vieja, agarro su escopeta de repetición y varios cartuchos, y se marchó camino de donde su padre le indico, El hombre subido al árbol tuvo mareos, y el miedo le crecía según pasaban los minutos, Los lobos aullaban y enseñaban sus feroces dientes, Y el hijo con la escopeta cargada llegaba a divisar donde su padre estaba cercado por dichas fieras, llegando a disparar dos disparos de amenaza hacia los lobos que tenían cercado a su padre, estos animales parecían sentir el olor de metralla, y se alejaron al ver que su vida estaba en peligro, El Hombre aquel y su hijo bajaron hacia el Campo de Gol de Miño, eso si el hombre juró no volver a subir al monte, por si acaso no llevase teléfono, y no pudiera pedir socorro, su miedo le acompañaba todas sus vacaciones, y era una pesadilla cuando pensaba en aquel momento desagradable, donde los lobos esperaban poder atacarle, y el miedo encima era una tortura sin solución. G X Cantalapiedra.