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PONTEDEUME: EN SU PRIMERA VISITA A GALICIA...

EN SU PRIMERA VISITA A GALICIA
Desde la Castilla sedienta, se marchó a buscar los vientos frescos,
de esa Profunda Galicia, donde los misterios eran agudos,
y sus noches refrescaban con lluvias de vez en cuando,
que además su automóvil por las mañanas aparecía siempre mojado,
y en su singladura gallega, trataba de poder conocer,
muchos de sus senderos maravillosos, que le habían señalado.
Visitó la Playa de Las Catedrales,
el pueblo de San Andrés de Teixido.
Corazón de la Galicia misteriosa y complicada.
donde sus acantilados le llenaron de preocupación,
sin olvidarse nunca de aquella niebla misteriosa a las seis de la tarde,
en aquel mes de agosto caluroso, hasta en el Norte de España.
Aquel hombre castellano, labrador de sus fincas de viñedos,
con denominación de origen Rueda, pudo comprobar como en aquella tierra gallega,
se producían las parras sobre una altura de dos metros del suelo,
y las uvas se maduraban, y podían dar ese vino Albariño.
Sus caminatas fueron muy grandes, su maestro de niño fue gallego,
Nacido en Santiago de Compostela, y en sus clases alguna vez les habló
de los misterios y leyendas de esa tierra de morriña y nostalgia,
que les demostraba día a día, pronunciando alguna frase en su idioma natal.
Aquel hombre castellano aferrado a su tierra, sentía la necesidad
de ver el verde de las laderas de las costas y sus rías tan nombradas.
De conocer sus cementerios sobre las suaves colinas,
y transitar entre eucaliptos altísimos, para ver su ramaje florido.
Todo aquel ambiente de Galicia, le llenaba el corazón de misterio.
Haciéndose preguntas sin respuestas, y su esposa del mismo lugar del hombre,
le recordaba los misterios de las brujas castellanas, y sus cuevas.
Fue un viaje inolvidable, las curvas de las carreteras de las costas gallegas,
Los caseríos o pazos en medio del campo, casi todos ellos rodeados
de arbolado y verdes, casi siempre perennes, fue un viaje para guardar
en la memoria y su manera de pensar, de aquellos hombres marineros
que sin miedo a la mar y su oleaje, salían a diario a buscar su salario,
sin importarles a veces el perder su propia vida, al estar en tan difícil oficio.
Comprobó que las marisqueras, con sus herramientas como azadas,
movían el fondo de las rías, para lograr su preciado tesoro, que son las almejas.
Aquel castellano viejo y su esposa, se llevaron el recuerdo vivo de esa Galicia
trabajadora, y en Pontedeume, pudieron ver la fábrica de leche CELTA,
entre el arbolado de aquella zona donde los misterios son más grandes.
al haber visitado Las Fragas de Eume, y quedar encandilados, por su vegetación
y la historia del Monasterio de Caveiros, donde su altura y la corriente del agua
de ambos ríos, dan al paisaje un tono de oscuridad y niebla casi permanente.
sin olvidarse nunca de los siglos de su existencia, que ya no olvidaran mientras vivan. Volvieron a su Castilla la Vieja, pero ya las sombras de Galicia,
serían sus fieles compañeras para toda la vida…
G X Cantalapiedra….