AQUEL HOMBRE QUE BUSCABA PAISAJES Y LUGARES DE MISTERIOS
En aquella tarde noche del mes de octubre de 2017. En un mesón del viejo Madrid, se encontraron un director de cine, y un taxista jubilado, amigos desde hacía muchos años, entre sus palabras pronunciadas, enseguida sonaron los lugares de misterios, como Barahona y Ucero, en Soria, y sin lugar a dudas, La Profunda Galicia, lugares como Pontedeume y sus Fragas de Ume, y el termino de Vilamayor. Sin olvidar los Pazos de Sada, la ciudad deseada. El director de cine, sin dudar quedó con su viejo amigo, para realizar tan bonitos viajes, Al visitar Barahona de Las Brujas, quedo encantado al conocer Rello, todo el pueblo amurallado, y luego El Cañón del río Lobos, de Ucero, con la Ermita de Los Templarios, y su enorme Cueva. Días más tarde aquellos dos amigos, iniciaron el camino de Galicia, esta vez en el coche del director de cine. Y sin demora, llegaron a su destino, Miño, en un Hotel mirando a la Ría de Betanzos, donde al día siguiente, iniciaron el camino de Las Fragas, no sin antes visitar la Chocolatería de Pontedeume, desde donde su paisaje hacia Cabañas, era un reflejo de brumas y niebla, sin perder tiempo pasaron por la Biblioteca de Pontedeume, y reconocieron a sus trabajadores, muy amables y dando la información necesaria para seguir camino, de los misterios de dicha comarca gallega. Subieron hasta Las Fragas de Ume, y el convento que existe allí arriba sin habitar, pero con el bar restaurante y el entorno, muy cuidado, les hizo acabar siendo admiradores de dicho contorno. En aquel autobús que es gratis su subida, comprendieron aquellos parajes tan bonitos, que solo la Madre Naturaleza les cuida. Todo aquel camino de curvas y arboledas tan hermosas, les dieron que pensar, cualquier película se podría rodar sobre aquel lugar tan maravilloso, al llegar al final de recorrido, como unos 8, kilómetros, de nuevo en su coche, volvieron hasta Pontedeume, y desde allí, hasta coger la antigua carretera de La Coruña, y en la desviación de Vilamayor, cogerían un camino asfaltado, que les llevaría a ninguna parte, pero su recorrido en la tarde de Octubre, les pareció demasiado misterioso, de vez en cuando entre arbolados, viendo reflejos de rías, con alguna vivienda o casa, escondida entre el monte de eucaliptos, y demás arboles allí frondosos, sin ver ninguna señal de vida humana, aquellos 20, kilómetros de subidas y bajadas en curva, sin apenas ver la claridad, era como un misterio, que luego recordarían en el retorno de vuelta a Madrid, no sin antes visitar Sada, con sus pazos encantados, y viendo el Pazo de Meiras, antiguo lugar donde Franco paso sus veraneos, y sin hoy en día saber dónde terminara su propiedad. A la vez pasaron por su Centro Cultural de Mayores, donde el trato fue fabuloso, al lado de la Ría de Betanzos. Luego más tarde casi de noche, pasaron por el Campo de Golf de Miño, en donde el Camino de Santiago de peregrino le cruza, y sin dudarlo entraron a conocer su peligro, los arboles tapaban aquel sendero de tierra, los árboles y sus raíces, parecían culebras acechando, y después de unos quinientos metros andando con mucho respeto, casi miedo, volvieron hacía atrás, para salir a la carretera que lleva al restaurante cafetería del campo de Golf, donde cenarían sin demasiado problemas, y en compañía de otras personas, que sin apenas trato con ellas eran respetuosas. La vuelta hasta el Hotel de Miño, en la noche, fue misteriosa, el brazo del Atlántico que llega hasta la Playa Grande de Miño, donde se juntan la Ría de Betanzos y el Océano, por la noche, parecen estar abrazando aquellas tierras, donde muchas personas encuentran la paz y la frescura, en el caluroso verano, que allí no pasan de 28, grados de temperatura la mayoría de los días de agosto. La vuelta a Madrid al día siguiente, fue un recordatorio de todo lo visto, y en su memoria quedaron aquellos lugares de cine, que siempre fueron admirados. G X Cantalapiedra. 2 -10-2019.
En aquella tarde noche del mes de octubre de 2017. En un mesón del viejo Madrid, se encontraron un director de cine, y un taxista jubilado, amigos desde hacía muchos años, entre sus palabras pronunciadas, enseguida sonaron los lugares de misterios, como Barahona y Ucero, en Soria, y sin lugar a dudas, La Profunda Galicia, lugares como Pontedeume y sus Fragas de Ume, y el termino de Vilamayor. Sin olvidar los Pazos de Sada, la ciudad deseada. El director de cine, sin dudar quedó con su viejo amigo, para realizar tan bonitos viajes, Al visitar Barahona de Las Brujas, quedo encantado al conocer Rello, todo el pueblo amurallado, y luego El Cañón del río Lobos, de Ucero, con la Ermita de Los Templarios, y su enorme Cueva. Días más tarde aquellos dos amigos, iniciaron el camino de Galicia, esta vez en el coche del director de cine. Y sin demora, llegaron a su destino, Miño, en un Hotel mirando a la Ría de Betanzos, donde al día siguiente, iniciaron el camino de Las Fragas, no sin antes visitar la Chocolatería de Pontedeume, desde donde su paisaje hacia Cabañas, era un reflejo de brumas y niebla, sin perder tiempo pasaron por la Biblioteca de Pontedeume, y reconocieron a sus trabajadores, muy amables y dando la información necesaria para seguir camino, de los misterios de dicha comarca gallega. Subieron hasta Las Fragas de Ume, y el convento que existe allí arriba sin habitar, pero con el bar restaurante y el entorno, muy cuidado, les hizo acabar siendo admiradores de dicho contorno. En aquel autobús que es gratis su subida, comprendieron aquellos parajes tan bonitos, que solo la Madre Naturaleza les cuida. Todo aquel camino de curvas y arboledas tan hermosas, les dieron que pensar, cualquier película se podría rodar sobre aquel lugar tan maravilloso, al llegar al final de recorrido, como unos 8, kilómetros, de nuevo en su coche, volvieron hasta Pontedeume, y desde allí, hasta coger la antigua carretera de La Coruña, y en la desviación de Vilamayor, cogerían un camino asfaltado, que les llevaría a ninguna parte, pero su recorrido en la tarde de Octubre, les pareció demasiado misterioso, de vez en cuando entre arbolados, viendo reflejos de rías, con alguna vivienda o casa, escondida entre el monte de eucaliptos, y demás arboles allí frondosos, sin ver ninguna señal de vida humana, aquellos 20, kilómetros de subidas y bajadas en curva, sin apenas ver la claridad, era como un misterio, que luego recordarían en el retorno de vuelta a Madrid, no sin antes visitar Sada, con sus pazos encantados, y viendo el Pazo de Meiras, antiguo lugar donde Franco paso sus veraneos, y sin hoy en día saber dónde terminara su propiedad. A la vez pasaron por su Centro Cultural de Mayores, donde el trato fue fabuloso, al lado de la Ría de Betanzos. Luego más tarde casi de noche, pasaron por el Campo de Golf de Miño, en donde el Camino de Santiago de peregrino le cruza, y sin dudarlo entraron a conocer su peligro, los arboles tapaban aquel sendero de tierra, los árboles y sus raíces, parecían culebras acechando, y después de unos quinientos metros andando con mucho respeto, casi miedo, volvieron hacía atrás, para salir a la carretera que lleva al restaurante cafetería del campo de Golf, donde cenarían sin demasiado problemas, y en compañía de otras personas, que sin apenas trato con ellas eran respetuosas. La vuelta hasta el Hotel de Miño, en la noche, fue misteriosa, el brazo del Atlántico que llega hasta la Playa Grande de Miño, donde se juntan la Ría de Betanzos y el Océano, por la noche, parecen estar abrazando aquellas tierras, donde muchas personas encuentran la paz y la frescura, en el caluroso verano, que allí no pasan de 28, grados de temperatura la mayoría de los días de agosto. La vuelta a Madrid al día siguiente, fue un recordatorio de todo lo visto, y en su memoria quedaron aquellos lugares de cine, que siempre fueron admirados. G X Cantalapiedra. 2 -10-2019.