PONTEDEUME: Buena y ejemplar historia historia Ge Equis C.

CUANDO LAS MEIGAS TE ENGAÑAN
Aquel hombre con sus treinta años, trabajador de una agencia de ventas y alquileres de pisos, se quiso correr sus aventuras amorosas, y aunque dudando de sus posibilidades, quiso vivir sus locuras. En una tarde que su jefe se marchó hacer algunos recados, este hombre aprovecho para acercarse a la ferretería, donde le hicieron copias de dos llaves, una de seguridad de la puerta de aquel piso de lujo, y la otra del portal de la casa donde se encontraba dicho piso. En aquella noche sin dudarlo, se acercó con su automóvil, para comprobar que dicho piso de lujo, puesto en alquiler, ya que sus dueños vivían en Madrid, y muy pocas veces habían venido a ocuparle, el hombre aquel pensó, que podía usarle de nido de amor, con una mujer separada de su marido hacia muy poco tiempo, y que parecía ser una suerte el poder verse con ella a escondidas. Parece que así lo pensó y así lo estuvo haciendo algún tiempo, aunque una de esas noches, aquella mujer esbelta, se dejó metida en una mesilla, su sujetador, que con las prisas de dicha noche, se la olvido el colocárselo. Sin decirle nada a su amor secreto. Que días después dejaría de serlo. Y el hombre aquel, que de vez en cuando pasaba por la vivienda, dejaba todo el mobiliario, incluido sus camas y tresillos, como lo dejaron sus dueños. Hasta que en el mes de julio de aquel año, sin avisar se presentaron en La Profunda Galicia, y al no estar alquilado el piso por dicha agencia, fueron a recoger las llaves sin avisar. El director les dio las llaves, diciéndoles que hubo mala suerte para alquilarlo, que fueron meses duros y no hubo posibilidad de ofrecerlo a nadie que le interesara. Aquel hombre estaba haciendo un aviso de compra venta y no se enteró, que los dueños del piso donde tenía su nido de amor, estaban de vacaciones allí, Los sueños del piso al revisar la vivienda, comprobaron, como algo raro dentro de las habitaciones, y al mirar en la mesilla de la cama de matrimonio, se encontraron con aquel sujetador que no era de la esposa del dueño, ya que no habían pisado en Galicia desde el año anterior, y el cajón quedo vacío, el marido dijo a su esposa, alguien a echo copias de las llaves, tenemos que andar con cuidado no nos roben, sobre todo la documentación y el poco dinero en efectivo. Y el marido se quedó haciendo guardia nocturna en la entrada de aquel piso fabuloso, donde el hombre aquel empleado de la agencia, sin enterarse de nada, se marchó a dormir, una señora borrachera, dejando su coche aparcado y sin cerrar en dicha puerta, y llegando a la vivienda con sus llaves copiadas, y el marido con su porra de madera, echa para apalear a ladrones, le esperaba dentro, eran las dos de la madrugada, intento abrir la puerta, pero no era casi capaz con su estado alcohólico, de acertar en su cometido, hasta que por fin el marido desde dentro por la mirilla le veía medio borracho, Al abrir la puerta y dar la luz, el garrote le pegaba un golpe en la cabeza, dejándole medio inconsciente, y encima recibiendo golpes por todo el cuerpo, para dejarle tullido, el dueño del piso, le quito las llaves de las copias, y le arrastro por el portal, hasta llevarle a su coche abierto, donde sin más le dejo tirado sobre el asiento trasero, y se ha dentro en su domicilio de verano. Aquel hombre cuando volvió en sí, encharcado en sangre por todas partes, despejado de su borrachera, se fue con sus mareos y sus heridas, hasta un Centro de Salud como a unos veinte kilómetros de distancia, donde tenían médicos las 24, horas. Al ser recibido todo ensangrentado, los médicos y enfermeros le preguntaron, el solo contesto, iba borracho en mi moto, y no recuerdo más, teniendo que ser ingresado en hospital, con tal explicación, Luego tiempo más tarde, en el trabajo se enteró de que aquel piso estaba ya alquilado, y pensó, el inquilino, me dio su premio por mis atrevimientos amorosos, mejor callar que explicar lo sucedido, no se enteren de mi deslealtad, y me pongan en la calle sin trabajo, al tiempo aquella mujer de su amor secreto, estaba acompañada de un hombre fuerte y vanidoso, que no le importaba romper la cabeza a cualquier intruso, que le intentara quitar aquella mujer esbelta y cariñosa. Solo le quedaba el amargo silencio, para no poder nunca explicar sus atrevimientos, que durante medio año, tuvo con aquel piso de La Costa de Miño, donde nadie se enteró de sus correrías. Galicia guarda secretos no solo de meigas, si no de personas que se sienten privilegiados, por ocupar trabajos donde las llaves se pueden copiar fácilmente, y existen dueños de pisos en alquiler y venta, que de vez en cuando sin avisar se presentan a visitar sus moradas de vacaciones, cuando menos se lo imaginan esas personas, que sueñan con vivir una vida de privilegios, y pasar desapercibidos. El dueño del piso pensó después, “Quizá tuve que haberle subido en su coche, y tirarle en cualquiera de los caminos, donde las meigas son ellas las que solo transitan por ahí, y dejarle entre dichos arbustos salvajes, para que las alimañas dieran con el fin de su cuerpo. Aunque hablando con su esposa reaccionaban los dos hablando, es mejor que no le mataras, si no tendríamos un crimen en nuestro currículo, aunque seguro que se lo merecía. Aquel hombre no creo que nunca más copie llaves de pisos en alquiler, y aún menos de ocuparlos a las dos de la madrugada con borrachera. Las ferreterías de esa comarca, no te piden nada para hacerte copias, ni siquiera preguntan si eres el dueño, o solo intentas usar un piso que no es de tu propiedad, por eso algunos desalmados e ignorantes, tratan de llevar a cabo sus sueños imposibles, que La Profunda Galicia les dio pie para seguir practicando. La vida te va enseñando sus placeres y tormentos, y puedes vivir gozando aunque tengas sufrimientos. Quien sueña muchas mujeres en camino vanidoso, que antes haga los deberes para no verse un raposo. No reclames injusticias, si te dieron fuertes palos, la vida deja justicias en los momentos más malos. Sobran lecciones humanas para quien quiere amarguras, dicen las gentes cristianas que no todo son dulzuras. G X Cantalapiedra.

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