CAMINANDO POR LOS CAMINOS GALLEGOS
Entre pasos cargados de esperanza,
por caminos que llevan al infierno,
esperando tan solo la alabanza
de los días amargos del invierno.
Con los sueños que fueron pesadillas,
entre brisas de días sin aliento,
ve tristezas en sus cosas sencillas
y se llena de puro sufrimiento.
Esperando que vuelva su fortuna,
machacada con tiempos de misterios,
hoy tan solo mirándole a la Luna
con sus ojos llorosos y más serios.
Caminando por montes de Galicia,
sus caminos parecen cementerios,
ya no puede pagarse esas caricias
de mujeres que hicieron adulterios.
Es un hombre cargado de leyendas,
prepotente en sus grandes momentos,
pero el tiempo le fue poniendo vendas
y en las sombras lograba sufrimientos.
Esperaba brindar por el futuro,
de sus pasos de noches alocadas,
nunca tuvo ningún camino duro
que dejase sus horas derrotadas.
Las drogas, las mujeres, y los vicios
le marcaron su vida marginada,
hoy tan solo le quedan los suplicios
de la noche que marca su mirada.
En Galicia se viven soledades,
entre sueños que suenan a esperanza,
más la noche nos deja sus verdades
con rencores y frases de venganza.
La droga que a la muerte va llamando,
en sus horas de llanto y destemplanza,
es la ruina que sigue así llegando
sin quererla escuchar su mala danza.
G X Cantalapiedra.
Entre pasos cargados de esperanza,
por caminos que llevan al infierno,
esperando tan solo la alabanza
de los días amargos del invierno.
Con los sueños que fueron pesadillas,
entre brisas de días sin aliento,
ve tristezas en sus cosas sencillas
y se llena de puro sufrimiento.
Esperando que vuelva su fortuna,
machacada con tiempos de misterios,
hoy tan solo mirándole a la Luna
con sus ojos llorosos y más serios.
Caminando por montes de Galicia,
sus caminos parecen cementerios,
ya no puede pagarse esas caricias
de mujeres que hicieron adulterios.
Es un hombre cargado de leyendas,
prepotente en sus grandes momentos,
pero el tiempo le fue poniendo vendas
y en las sombras lograba sufrimientos.
Esperaba brindar por el futuro,
de sus pasos de noches alocadas,
nunca tuvo ningún camino duro
que dejase sus horas derrotadas.
Las drogas, las mujeres, y los vicios
le marcaron su vida marginada,
hoy tan solo le quedan los suplicios
de la noche que marca su mirada.
En Galicia se viven soledades,
entre sueños que suenan a esperanza,
más la noche nos deja sus verdades
con rencores y frases de venganza.
La droga que a la muerte va llamando,
en sus horas de llanto y destemplanza,
es la ruina que sigue así llegando
sin quererla escuchar su mala danza.
G X Cantalapiedra.