CUANDO EL MAR PASA FACTURA
Dicen ciertos marineros que la mar pasa factura, entre vendavales viejos, van dejando sus locuras cargadas de sufrimientos, Galicia sabe de mares, y conoce sentimientos, donde muchos marineros no quieren perder alientos. Navegando por los mares, pasando duros momentos, en diferentes lugares puede que sufran sus muertos. No sirven las previsiones, ni tampoco los lamentos, si buscamos las razones seguro que surgen vientos. El mar pasando factura con sus tiburones dentro, que pueden dar amargura si notamos que es el centro. Hay marineros gallegos, que navegan por el mundo, y suelen lanzar sus ruegos con sus rezos más rotundos. Conocen bien esos mares, saben recorrer su rumbo, pero existen vendavales que atizan cualquier absurdo. Los peligros no terminan si los mares dan disgustos, los peligros determinan cuando llegan ciertos sustos. Marineros de Galicia, fundidos en piel de bronce, conocéis del mar primicias queriendo saber que esconde. Estos días invernales con noticias de naufragios, parecen ser tan fatales que tenéis los labios lacios. La muerte deja sus huellas entre muchos familiares, que miraban las estrellas pensando en otros lugares. Canadá queda muy lejos, entre océanos y mares, la muerte deja complejos por muchos de esos hogares. Marineros que nacieron pensando siempre en sus mares, sus gestos aventureros tuvieron horas mortales. Las familias marineras hoy temen casos fatales, las vidas son las banderas de sus momentos mortales. Quedan las lamentaciones si pensamos en hogares, sufrimientos con razones que a veces causan los mares. El mar se va levantando entre sombras de la noche, las olas vienen clamando sin poner nunca su broche. Esa ola traicionera que pudiera hundir un barco, nadie la llama altanera ni piensan en desembarco. En memoria de esos marineros fallecidos en los mares de Canadá. G X Cantalapiedra.
Dicen ciertos marineros que la mar pasa factura, entre vendavales viejos, van dejando sus locuras cargadas de sufrimientos, Galicia sabe de mares, y conoce sentimientos, donde muchos marineros no quieren perder alientos. Navegando por los mares, pasando duros momentos, en diferentes lugares puede que sufran sus muertos. No sirven las previsiones, ni tampoco los lamentos, si buscamos las razones seguro que surgen vientos. El mar pasando factura con sus tiburones dentro, que pueden dar amargura si notamos que es el centro. Hay marineros gallegos, que navegan por el mundo, y suelen lanzar sus ruegos con sus rezos más rotundos. Conocen bien esos mares, saben recorrer su rumbo, pero existen vendavales que atizan cualquier absurdo. Los peligros no terminan si los mares dan disgustos, los peligros determinan cuando llegan ciertos sustos. Marineros de Galicia, fundidos en piel de bronce, conocéis del mar primicias queriendo saber que esconde. Estos días invernales con noticias de naufragios, parecen ser tan fatales que tenéis los labios lacios. La muerte deja sus huellas entre muchos familiares, que miraban las estrellas pensando en otros lugares. Canadá queda muy lejos, entre océanos y mares, la muerte deja complejos por muchos de esos hogares. Marineros que nacieron pensando siempre en sus mares, sus gestos aventureros tuvieron horas mortales. Las familias marineras hoy temen casos fatales, las vidas son las banderas de sus momentos mortales. Quedan las lamentaciones si pensamos en hogares, sufrimientos con razones que a veces causan los mares. El mar se va levantando entre sombras de la noche, las olas vienen clamando sin poner nunca su broche. Esa ola traicionera que pudiera hundir un barco, nadie la llama altanera ni piensan en desembarco. En memoria de esos marineros fallecidos en los mares de Canadá. G X Cantalapiedra.