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UN HOMBRE DE SECANO
Le destinaron un día
para vivir en Galicia,
pero su mente sentía
no vivir nunca delicia.
Nunca anduvo por las rías
ni navego mar adentro,
en las mañanas más frías
notó la humedad por dentro.
Comentaba a sus amigos
la lluvia de aquel terreno,
que fueron fuertes castigos
sin ver que existiera freno.
Su corazón de secano
con sus sentimientos buenos,
en Galicia era profano
al ver los prados eternos.
La noche se vino encima
con sus pesares dispuestos,
el hombre temiendo el clima
echo a sus miedos arrestos.
De secano sin ser lento,
con el corazón latiendo,
en Galicia noto viento
de los que vas padeciendo.
Entre las brisas nocturnas
era grande el descontento,
nunca pensaba en las urnas
de aquel precioso momento.
De secano por la vida,
intentando verse nuevo,
jamás fue bala perdida
ni trazo resorte al fuego.
Quiso gritar en la noche
maldiciendo su sendero,
más nadie le puso broche
ni le llamo aventurero.
G X Cantalapiedra.
Le destinaron un día
para vivir en Galicia,
pero su mente sentía
no vivir nunca delicia.
Nunca anduvo por las rías
ni navego mar adentro,
en las mañanas más frías
notó la humedad por dentro.
Comentaba a sus amigos
la lluvia de aquel terreno,
que fueron fuertes castigos
sin ver que existiera freno.
Su corazón de secano
con sus sentimientos buenos,
en Galicia era profano
al ver los prados eternos.
La noche se vino encima
con sus pesares dispuestos,
el hombre temiendo el clima
echo a sus miedos arrestos.
De secano sin ser lento,
con el corazón latiendo,
en Galicia noto viento
de los que vas padeciendo.
Entre las brisas nocturnas
era grande el descontento,
nunca pensaba en las urnas
de aquel precioso momento.
De secano por la vida,
intentando verse nuevo,
jamás fue bala perdida
ni trazo resorte al fuego.
Quiso gritar en la noche
maldiciendo su sendero,
más nadie le puso broche
ni le llamo aventurero.
G X Cantalapiedra.