PONTEDEUME: AQUEL HOMBRE EMIGRANTE...

AQUEL HOMBRE EMIGRANTE
Eran tiempos de posguerra, la economía española flojeaba, y muchos españoles tuvieron que salir de nuestra querida patria, para buscarse una vida más digna, dejando atrás su familia y su tierra, a la que siempre habían adorado.
Aquel joven gallego se enrolo, en un barco mercante en Vigo, donde sin saber demasiado el oficio de marinero, consiguió su objetivo, eran los tiempos del final de la Segunda Guerra Mundial, el barco mercante, atravesaba el Atlántico, y su vida se fue pasando y ahorrando algún dinero, sin volver a pisar costa española, durante muchos años.
Quizá estuvo por los mares del mundo, más de quince años sin pisar su tierra gallega, más cuando supo que volvían a entrar y amarrar en Vigo, le entro en su mente el deseo de volver a ver a sus familiares, cosa que consiguió, y además sin dudarlo demasiado, se marchó de aquel barco donde llevaba tanto tiempo, y donde los últimos diez años, estuvo siendo un cocinero fabuloso.
Al pisar en tierra Gallega, notó el contacto con su pasado, el sentir de nuevo su idioma sin problemas, la lluvia fina cayendo sobre los campos verdes, y su ilusión por vivir un poco más tranquilo, pronto inicio un pequeño negocio en Galicia, donde la cocina la desempeñaba el a la perfección, y sin olvidar la cantidad de horas, que en aquel barco trabajaba, le parecía mucho menos lo que en su propio negocio empleaba.
Fueron años de trabajo y esfuerzo, pero de vez en cuando el joven que ya era todo un hombre, reconocía que aquel tiempo pasado por los mares del mundo valió la pena, su ahorro fue eficaz, para desarrollar su restaurante, y tener esa habilidad de ser un buen cocinero, para tener siempre los pies en el suelo de Galicia, formando su familia y un futuro en su propio ambiente.
Aquellos años fueron muchos los hombres y mujeres de la tierra gallega, que iniciaron su emigración, por diferentes partes del mundo, y de España, cantidad de restaurantes de Madrid y diferentes lugares, que funcionaban con nombres de Galicia, y que tuvieron muchos éxitos.
Quizá fuera esa tierra gallega, donde la emigración era forzosa, ante las familias numerosas, que no tenían futuro, ante la crisis del campo, no había suficiente trabajo remunerado, para todos sus hijos, y eligieron el camino de la emigración, sin importarles la distancia ni el lugar donde terminaban trabajando. Así fueron aquellos duros años, de maletas de madera, en coches de línea, y trenes con vagones de tercera, entonces eran asientos de madera, pero las personas que soñaban mejorar su vida, no les importaba las penalidades, por las que pasaron para poder mejorar su economía. G X Cantalapiedra.