AQUEL HOMBRE MISTERIOSO
Era un señor misterioso, con su visera cubierto, en el ambiente armonioso no dejaba descontento. Llegó sin prisa buscando un hotel donde ir viviendo, y después logro mirando un saber dónde ir queriendo. Una mujer muy señora era su amor verdadero, algo que nunca se implora cuando te sientes sincero. El hombre aquel caminando por las calles y los cerros, Galicia le iba gustando incluso con grandes hierros. Caminaba entre las nieblas, sin comentar su silencio, muchas preguntas retiemblan al no verle nadie un necio. La noche le fue guardando sonidos que lleva dentro, el corazón palpitando sabe de amores secretos. No comenta sus suspiros, ni dice de dónde vengo, el viento pega sus giros y el amor es cuanto tengo. Sin temor a noches negras, sin negar un frío viento, los alaridos de fieras pudieran dar sufrimientos. El hombre va caminando, sin pensar en otros tiempos, el amor que va guardando no le destrozan los vientos. Un amor tan misterioso, que pudiera dar aliento, él no se siente orgulloso ni quiere gritar al viento. Una mañana temprano, se marchó al Ayuntamiento, llevando siempre en su mano ese gran amor por dentro. Los misterios se deslumbran dejando sueños despiertos, algunas veces alumbran a los amargados vientos. Un misterio que pensaron los hombres de aquel concejo, y que luego se mostraron vecinos de su complejo. Los amores que se sienten el viento guarda secreto, muchas horas se presienten sin poner jamás un veto. Hay caminos con leyendas que se lleva el sentimiento, y Galicia tiene sendas que pudieran darte aliento. G X Cantalapiedra.
Era un señor misterioso, con su visera cubierto, en el ambiente armonioso no dejaba descontento. Llegó sin prisa buscando un hotel donde ir viviendo, y después logro mirando un saber dónde ir queriendo. Una mujer muy señora era su amor verdadero, algo que nunca se implora cuando te sientes sincero. El hombre aquel caminando por las calles y los cerros, Galicia le iba gustando incluso con grandes hierros. Caminaba entre las nieblas, sin comentar su silencio, muchas preguntas retiemblan al no verle nadie un necio. La noche le fue guardando sonidos que lleva dentro, el corazón palpitando sabe de amores secretos. No comenta sus suspiros, ni dice de dónde vengo, el viento pega sus giros y el amor es cuanto tengo. Sin temor a noches negras, sin negar un frío viento, los alaridos de fieras pudieran dar sufrimientos. El hombre va caminando, sin pensar en otros tiempos, el amor que va guardando no le destrozan los vientos. Un amor tan misterioso, que pudiera dar aliento, él no se siente orgulloso ni quiere gritar al viento. Una mañana temprano, se marchó al Ayuntamiento, llevando siempre en su mano ese gran amor por dentro. Los misterios se deslumbran dejando sueños despiertos, algunas veces alumbran a los amargados vientos. Un misterio que pensaron los hombres de aquel concejo, y que luego se mostraron vecinos de su complejo. Los amores que se sienten el viento guarda secreto, muchas horas se presienten sin poner jamás un veto. Hay caminos con leyendas que se lleva el sentimiento, y Galicia tiene sendas que pudieran darte aliento. G X Cantalapiedra.