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NO TENDRAS NUNCA DESCANSO
Aquel hombre maldecía con la fuerza de su rabia, que por dentro se mordía y nos largaba su labia, Eran sus frases castigos que mucho daño marcaban, sus vecinos de testigos jamás nunca le alababan. Con palabras desgarradas que soltaban maldiciones, en sus manos masacradas nunca surgieron razones. Por La Galicia Profunda caminaba sin descanso, sobre su palabra abunda poco tiempo de remanso. Maldiciones sin motivo entre frases endiabladas, sin saber si era festivo teniendo ideas malvadas. Nunca pudo ser feliz en tan mala encrucijada, ni sentirse un adalid sobre la noche amargada. Hubo noches de misterio con tormentas tenebrosas, y su caminar fue serio, sin vivir horas dichosas. Nunca supo de morriña ni de abandonar su tierra, ni supo que era una niña que en el corazón se encierra. Sin tener melancolía, sin saudade con tristeza, es penosa la agonía cuando no tienes nobleza. Puedes maldecir al mundo, podrás detestar las guerras, veras el pasado absurdo, más las tristezas se entierran. No busques caminos viejos, ni doncellas como esclavas, te crecerán los complejos y tu conciencia no lavas. No tendrás nunca descanso, ni podrás lograr la calma, la vida será remanso cuando te lo diga el alma. Puedes gritar en la noche, sin esperar la bonanza, puedes lanzar tu reproche y no tener esperanza. Eres polvo del camino donde se borra la calma, nadie conoce tu signo, aunque algún eco te clama. Solo con tus maldiciones, que son palabras ingratas, te faltan muchas razones que pudieran ser erratas. G X Cantalapiedra.
Aquel hombre maldecía con la fuerza de su rabia, que por dentro se mordía y nos largaba su labia, Eran sus frases castigos que mucho daño marcaban, sus vecinos de testigos jamás nunca le alababan. Con palabras desgarradas que soltaban maldiciones, en sus manos masacradas nunca surgieron razones. Por La Galicia Profunda caminaba sin descanso, sobre su palabra abunda poco tiempo de remanso. Maldiciones sin motivo entre frases endiabladas, sin saber si era festivo teniendo ideas malvadas. Nunca pudo ser feliz en tan mala encrucijada, ni sentirse un adalid sobre la noche amargada. Hubo noches de misterio con tormentas tenebrosas, y su caminar fue serio, sin vivir horas dichosas. Nunca supo de morriña ni de abandonar su tierra, ni supo que era una niña que en el corazón se encierra. Sin tener melancolía, sin saudade con tristeza, es penosa la agonía cuando no tienes nobleza. Puedes maldecir al mundo, podrás detestar las guerras, veras el pasado absurdo, más las tristezas se entierran. No busques caminos viejos, ni doncellas como esclavas, te crecerán los complejos y tu conciencia no lavas. No tendrás nunca descanso, ni podrás lograr la calma, la vida será remanso cuando te lo diga el alma. Puedes gritar en la noche, sin esperar la bonanza, puedes lanzar tu reproche y no tener esperanza. Eres polvo del camino donde se borra la calma, nadie conoce tu signo, aunque algún eco te clama. Solo con tus maldiciones, que son palabras ingratas, te faltan muchas razones que pudieran ser erratas. G X Cantalapiedra.