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PONTEDEUME: AQUELLA MEIGA CELOSA...

AQUELLA MEIGA CELOSA
Entre sombras de la Galicia Profunda, hace mas de dos siglos, una mujer joven y no muy bella, se dio cuenta que una vecina de un pazo cerca del suyo, la quitaba a su pretendiente, un joven hombre que era labrador de su tierra y poseedor de varias vacas. Aquella joven mujer sentía celos, era algo que nunca se la había pasado por su mente, y su abuela al calor de la lumbre de su cocina con chimenea de campana, al verla a su nieta que se moría de celos, empezó enseñándola el valor de las hierbas de esa tierra milenaria, donde parece que los habitantes de la prehistoria Celtas, entendieron sus milagros. Y durante siglos se fue pasando el saber de sus buenos motivos para curar enfermedades de toda clase, cuando en aquellos años no se conocía la ciencia de la medicina, la abuela la enseño, como dando cierto brebaje, las gallinas dejaban de poner huevos. Y de unas hiervas salvajes, que estando secas si las comían las vacas, entraban en una pausa de melancolía, que parecían dejar de dar mucha leche, Esta joven mujer fue aprendiendo todo el mundo de las brujerías de esas meigas gallegas famosas, y su poder se fue haciendo mayor, y salpicando aquel mozo que la dejó abandonada por otra joven más bella. Teniendo este hombre que abandonar su pazo al ver que todo eran desgracias en su entorno. La meiga aquella continúo haciendo de las suyas, que era el poner sus brebajes donde alguien la criticaba o malquería, Los años se fueron pasando, y aquel hombre joven entonces que la desprecio, volvió por su pazo, ya medio hundido, y sus entornos llenos de forraje con pinchos, que al verlo de cerca exclamo, Esto es obra de esa joven a la que yo no quise hacerla mi esposa. Así y todo, creo que he ganado, abandonando Galicia, y viajando por el mundo en barcos mercantes, Este pazo lo ha maldecido ella, y seguro que pasaran años hasta que se puede remodelar, para producir las verduras que antes se sacaban de aquí. Lo mejor para mí y los míos, es alejarme lo más posible, no quiero ni verla, seguro que me echaría mal de ojo, y terminaría endiablado como quizá ella este en este momento. Nadie conoció el final de aquella mujer meiga, que quizá el destino la llevo a tan sufrido camino, Galicia tuvo ciertas condiciones de vidas enmarcadas, sin poderse desligar de aquel entorno de hace siglos. G X Cantalapiedra.